Voto en blanco y abstención: ¿qué esperar en la segunda vuelta?
¿Cómo será la participación ciudadana en esta segunda y definitiva jornada electoral? ¿Crecerá el voto en blanco? ¿Cómo se manifestará la abstención?
Por Juliana Gómez Restrepo || Periódico Contexto, Universidad Pontificia Bolivariana
Aparte de buscar alianzas políticas que los fortalezcan, durrante las tres últimas semanas los dos candidatos en contienda por la Presidencia de Colombia se han enfocado en cautivar a quienes han manifestado que votarán en blanco o, simplemente, no votarán: saben que ahí puede estar la diferencia para una victoria.
Iván Duque Márquez y Gustavo Petro Urrego obtuvieron las votaciones más altas en la primera vuelta presidencial, lo que les abrió las puertas a la posibilidad de ser el nuevo presidente de Colombia para el período 2018-2022.
Según la Registraduría Nacional del Estado Civil, el candidato del Centro Democrático obtuvo un total de 7.569.693 votos, lo que representó el 39.14% de la participación electoral, frente a un 25.08% que corresponde a los 4.851.254 votos que obtuvo el candidato de la Colombia Humana.
Sin embargo, debido a las diferencias tan marcadas entre estas candidaturas, el voto en blanco e incluso la abstención son un tercer contendor que rivaliza con ambos aspirantes en su búsqueda de ser el sucesor de Juan Manuel Santos.
Participación electoral: una montaña rusa
De acuerdo con el politólogo y magíster en Estudios Políticos José Luis Correa Henao, el gran ganador de la primera vuelta presidencial fueron los ciudadanos, ya que “hubo un comportamiento bastante inusual en términos de lo que ha sido la política colombiana. Y es que entre 1938 y 2014 la abstención fue de 53%, por lo que en estas elecciones se volteó la torta, hubo un 54% de participación y la abstención fue muchísimo menor”.
Sebastián Álvarez, también magíster en Estudios Políticos, coincide con Correa y señala que, aunque aumentó la participación, gracias al incremento del censo electoral, esta sigue siendo una cifra muy baja, pues “se espera que una democracia tenga unas participaciones superiores al 70%, y eso depende de si el voto es facultativo o no”.
Correa afirma que desde 1938 la abstención nunca ha sido constante, esta ha subido y bajado de forma irregular, “con algunas excepciones como en 1950 donde la abstención alcanzó el 60% y las elecciones de 1994, la segunda vuelta entre Samper y Pastrana, cuando la abstención fue del 70%. Una abstención similar a la que tuvimos en el plebiscito”.
Por tal motivo, tanto Álvarez como Correa no se atreven a predecir el porcentaje de abstención en la segunda vuelta, pues las encuestas no tienen en cuenta este punto a la hora de realizar sus estudios estadísticos.
Ni Duque ni Petro: ¿votar en blanco?
El voto en blanco históricamente ha significado una voz de protesta del electorado ante los candidatos en contienda, cuando ninguno les ha convencido.
La Ley 28 de 1979 abrió esa posibilidad, haciendo válidos los votos que “no expresen de un modo legible y claro el nombre y apellido de la persona que encabeza la lista o del candidato a cuyo favor se vota”; entonces se acuñó el término “voto en blanco”. Sin embargo, las modificaciones de esta legislación a lo largo de los años le han dado mayor importancia a esta forma de votación.
En la primera vuelta presidencial se contabilizaron a nivel nacional 341.087 votos en blanco, lo que representó el 1.76% de la participación.
Ahora que de cinco candidatos se limitaron las opciones a tan solo dos, los votantes de Fajardo, De la Calle y Vargas Lleras están en la tarea de analizar a quién apoyarán; lo que para José Luis Correa refleja un “un escenario complejo porque, por un lado, es una segunda vuelta en donde juega a favor de la abstención, [también] que solamente son dos cartas políticas, que por muchos sectores de la sociedad son vistas como dos extremos”.
Muchas incógnitas
Las firmas encuestadoras han hecho su trabajo y todas dan como ganador a Iván Duque pero, mientras unas revelan que el voto en blanco será significativo, otras no lo registran así: los resultados de un sondeo de Invamer Gallup, comparados por Semana.com con otros trabajos de firmas diferentes, señalan que mientras el de esta encuestadora le da el 5,5 de la intención de los electores al voto en blanco, este llega al 18,3 en otra encuesta de Cifras y Conceptos.
El hecho de que Sergio Fajardo y Humberto de la Calle hayan hecho pública la intención de votar en blanco -pese a que ello no tendrá efectos jurídicos-, las alianzas entre partidos políticos y las adhesiones que se han presentado en los últimos días pueden influir en las decisiones de sus seguidores, tanto para favorecer a Petro, a Duque o al voto en blanco.
Aunque el votante es libre, pues según explica Sebastián Álvarez, “los votos no son endosables, uno puede hacer cuentas al aire, pero hay unas diferencias profundas entre el petrismo y lo que representa Fajardo, pero más cerca está Humberto de la Calle. Y por esas diferencias, hay gente que puede decir: ‘yo voto en blanco o por alguno de los dos candidatos’.”
Álvarez señala además que es difícil prever el voto en blanco en la segunda vuelta, mientras que Correa se atreve a decir que “por el antecedente de elecciones del Congreso, en donde se batieron todos los pronósticos de participación, y de las elecciones presidenciales de primera vuelta en, donde se logró una participación que no se lograba desde 1974, el voto en blanco puede llegar a un techo de 10 puntos porcentuales en los resultados de las elecciones”.
¿Qué pasó con los dos votos en blanco?
En la primera vuelta de este 2018 en el tarjetón electoral aparecieron dos casillas con la opción del voto en blanco; una era la habitual, la que aparece en todas la elecciones; la otra, era la respaldada por el Partido de Reivindicación Étnica (PRE), partido que representa a las comunidades Afrodescendientes, específicamente al Consejo Comunitario de los Corregimientos de San Antonio y El Castillo en el municipio de El Cerrito, en el Valle del Cauca.
Este, acogiéndose a la ley 1475 de 2011, la cual “establece la posibilidad de que los partidos, movimientos políticos y comités independientes promocionen el voto en blanco con posibilidad de financiación”; en lugar de nombrar a un candidato presidencial, optaron por promover el voto en blanco.
Gustavo Adolfo Prado, secretario general del PRE, expresa que solo existe un voto en blanco y que su partido es el único que lo apoya, por tanto, “en los estrados judiciales buscamos ese pronunciamiento, para que, al obtener la decisión a nuestro favor, nos den la reposición de todos los votos en blanco en ambas vueltas”.
Y es que este partido obtuvo 60. 312 votos, tan solo el 0.31% de la participación electoral, cuando, para recibir el dinero por reposición de votos, necesitaban llegar o superar el umbral de 4%.
Prado afirma que buscan “desnudar la pobreza jurídica del Consejo Nacional Electoral”, para que les repongan los votos y con el dinero que reciban puedan invertir en campañas educativas sobre la importancia del voto en blanco en la democracia colombiana.
Ante esta iniciativa del PRE, Álvarez y Correa expresan que no era necesaria, pues ya existía un voto en blanco, que con esta solo querían lograr “visibilidad de cara a las elecciones locales y regionales, y recursos por vía de reposición de votos”; lo que, efectivamente, tal como señala Prado, “como partido político tenemos decidido participar en las elecciones regionales y locales del 2019, apoyando el voto en blanco en todos los municipios y departamentos de Colombia”.
Por ahora, parece que el resultado de la segunda vuelta será impredecible. Para Correa, “el escenario electoral que hay en este momento muestra dos candidatos con un discurso moderado, justamente para competirse los votos del centro, y quitarle fuerza a la abstención y al voto en blanco”, y el desenlace de esa competencia por convencer a los que aún dudan, podrá conocerse solamente el 17 de junio.
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