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Una labor social hecha de goles y oraciones


En la que antes era la sala de su casa, que ahora se transformó en la oficina de la corporación que él mismo creó —la cual adornó con decenas de fotografías, unos cuantos trofeos, uniformes y papeles— cuenta cómo creció entre balones, guayos y goles. Con cierta nostalgia recuerda la manera en la que jugaba fútbol en su barrio natal: Belén Rincón.

Una zona marginada de la ciudad, afectada por la drogadicción que sufren muchos de sus jóvenes, aunque fue allí donde vivió los mejores momentos de su niñez y donde aprendió que el deporte y la espiritualidad contribuyen al bienestar de la comunidad.

Por Tomás Maya Jaramillo
tmayaj@eafit.edu.co

Previo al inicio del entrenamiento el grupo se dispone a hacer la oración. Todos se abrazan, entre la multitud destaca un personaje particular que es quien tomará la palabra. Su nombre es Valery, su caso es peculiar ya que tiene una discapacidad cognitiva y por este motivo muchas otras instituciones no le brindaron una oportunidad, como sí lo haría el club Santos Real.

El entrenador le hace un acompañamiento especial a Valery en cuanto a su proceso futbolístico, gracias a que debe hacer ejercicios técnicos más específicos, pero esta condición no la cataloga como una persona diferente.

Santiago Vallejo nació el 23 de julio de 1991 en Medellín, en la comuna 16, localizada en la zona suroccidental de la ciudad.

Actualmente oficia como director técnico y representante legal de la Corporación Deportiva Santos Real, la cual empezó a tener actividad desde el 25 de septiembre del 2017 como un club de fútbol tradicional. En este momento cuenta con 180 afiliados, niños, niñas y jóvenes que van desde los 5 hasta los 21 años.

Es un hombre entregado a Dios, a su familia y a sus pupilos, a quienes les dedica la mayor parte de su tiempo. Su motivación es aportar al barrio donde ha vivido toda su vida y ayudar a los niños a que por medio del deporte no tomen caminos erróneos.

Él conoce como pocos la historia de Belén Rincón y por dicha razón tomó la determinación de crear una institución para unir deporte y fe.

Santiago considera que el ocio y la fe juegan un papel crucial en el desarrollo del ser humano. Sumado a ello, tiene la percepción de que el fútbol es 70 por ciento cognitivo y lo restante es físico, y que si se tienen bien fundamentadas las raíces espirituales se pueden alcanzar muchos más logros y se tendrá un horizonte claro.

¿Cómo se describe a sí mismo?

Soy alguien luchador, soñador, amoroso, cariñoso, persistente, aguerrido y tranquilo.

Santiago Vallejo junto a integrantes del grupo femenino de Santos Real.

¿Qué soñaba hacer hace 20 años?

Ser astronauta y conocer el espacio exterior.

¿Qué es lo que más recuerda de su barrio?

Hacer “la candelada del diablo” en diciembre, los partidos en la cancha, cuando cerrábamos las calles para hacer un torneo poniendo dos arcos pequeños.

¿Cuál es el mejor recuerdo de su niñez?

Una perra que tuve que se llamaba Perla, era una Pitbull enrazada con Bóxer. Cuando me la regalaron yo tenía seis años y ella no tenía más de cinco días de nacida, yo la llevé a mi casa y no la aceptaron, así que decidí construirle una casita con palos de madera y cartón en una cancha cercana.

Esa tarde llovió demasiado fuerte, al regresar por ella estaba empapada con todos los cartones encima, la llevé de nuevo a casa y sí me la recibieron, pero pasados los seis meses la regalaron.

¿Considera el fútbol un sueño frustrado?

No, porque de todas las experiencias se aprende, y en el fútbol adquirí mucho conocimiento, muchas enseñanzas y mucha disciplina.

¿Tuvo algún ídolo en la infancia?

Mi mamá, y futbolísticamente hablando me gustaba mucho Ronaldo. Mi mamá porque siempre ha sido una mujer luchadora, emprendedora, aguerrida y pujante. Ronaldo por la gran capacidad técnica y cognitiva que tenía, poseía un desarrollo del juego impresionante. Él era un goleador tremendo.

¿Qué pasó con su carrera futbolística?

Tuve la oportunidad de jugar en las divisiones menores de Atlético Nacional, Itagüí, Deportes Tolima, Atlético Huila, entre otros.

Pero los planes de Dios y los míos no concordaban, además en diferentes ocasiones estuve lesionado o enfermo y no podía jugar, y esto sucedió en momentos claves de mi carrera. No obstante, ahora que estoy con la corporación veo que tal vez estaba un poco equivocado.

Desde su perspectiva, ¿cómo se vive el fútbol en Medellín?

Acá hay mucho apasionado por el fútbol. Ya se ha convertido en una costumbre, ya es parte de nuestra cultura, ya que está asociado digamos que al 80% de la población.

¿Alguna vez pensó en crear su propio equipo de fútbol?

La verdad nunca lo pensé, simplemente un día surgió ese pensamiento y se hizo realidad.

¿Qué lo motivó a crear la Corporación Santos Real?

La necesidad de muchos niños del barrio de querer entrar a una escuela de fútbol y que no tienen los recursos económicos necesarios para hacerlo. También la motivación de hablarle sobre temas espirituales a las personas.

¿Qué dificultades tuvo para crear la corporación?

Un factor fundamental fueron los recursos monetarios, gracias a que no recibí apoyo por parte de alguna entidad pública o privada. Otro gran obstáculo fue la posición de los otros clubes del sector, ya que les incomodaba la presencia de un nuevo equipo.

¿Cuál ha sido la contribución social más importante que ha hecho Santos Real?

En este momento estamos haciendo campañas espirituales y hace poco arrancamos con un proyecto ecológico donde estamos sembrando unos árboles y enseñándoles a los niños acerca del cuidado del medio ambiente. Estas dos iniciativas las estamos realizando en Belén Rincón.

¿Cuál es el mejor legado que puede dejarle a los niños?

Todo el tiempo que estuve instruyéndome y desarrollándome durante mis 27 años de vida, aprendí que este no lo es todo en la vida, que es simplemente una parte de ella y que es una actividad como cualquier otro que en determinado momento puede iniciar y luego terminar.

Lo más importante es que ellos aprendan a ver el fútbol no solo como una carrera profesional, sino además como una manera de divertirse, aprender y adquirir muchos conocimientos.

¿Cuál es el mayor reto a la hora de formar niños, niñas y jóvenes mediante el deporte?

Mi mayor desafío es ser muy paciente, ya que los niños demandan mucha atención y amor, además de paciencia. Sumado a ello hay que tener en cuenta que vivimos en un barrio con muchas problemáticas sociales, así que hay que saber cómo manejar esas situaciones tanto con los niños como con los papás.

Los integrantes de las divisiones menores de la corporación celebrando Halloween en la junta de acción comunal del barrio. Fuente: Santiago Vallejo.

¿Qué espera por parte de los niños que pertenecen a la corporación?

Espero que aprendan a ser ciudadanos que le aporten a la comunidad, que sean seres espirituales, que sigan a Dios, y que sean personas que el día de mañana puedan contribuir un grano de arena para que la humanidad no vaya en decadencia.

¿Qué lo motiva a seguir adelante con la corporación?

Por una parte mi familia. Por otro lado los niños son el motor diario para uno levantarse y saber que las personas tienen necesidades, y que nosotros podemos contribuir un poco con esas necesidades.

¿Quién ha sido su mayor inspiración en este proceso?

Dios, ya que él a través de los años me ha ido mostrando, me ha ido guiando, y estoy totalmente convencido de que esta corporación es obra suya porque él me lo prometió por medio de un profeta y esto se ha ido cumpliendo.

¿A qué se dedicaría después de los 60 años?

Cuidar al planeta y a mi familia.

¿Cuáles son las metas que tiene proyectadas a futuro?

En cuanto a la corporación mi meta es que esta siga creciendo, que se hagan proyectos a nivel local, instalar diferentes sedes por toda la ciudad y hacer viajes internacionales para aprender más y tener contactos. En lo personal quiero viajar, recorrer el mundo y adquirir sabiduría para aportarle a mi comunidad.

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