Susana y Elvira, un espacio para mujeres que pasó del blog a la serie web
En internet caben todos los públicos, contenidos y formatos. Toda la información, rigurosa y banal. Todas las opiniones, concienzudas y superficiales. En este mar de información, las mujeres tienen su espacio para hablar de la vida diaria y sus incomodidades, del empoderamiento femenino y de la crítica al lugar común.
Marcela Peláez y María Fernanda Moreno les contaron a los asistentes al primer Festival Internacional de Series Web de Medellín, Fismed, cómo surgió el blog de Susana y Elvira y cómo se transformó en serie web.
Por María Antonia Ruiz Espinal – mruizes1@eafit.edu.co
Nunca se espera nada del aburrimiento. Ni del tedio, ni del desparche. Nada bueno. Muchos menos hace ocho años cuando, en los medios de comunicación tradicionales, apenas se estaba viviendo la transición del clásico formato periodístico hacia las narrativas digitales propias del siglo XXI.
No ha pasado mucho tiempo desde que los videos cortos, los infográficos interactivos, la realidad virtual aumentada y los infinitos cauces de las redes sociales se apoderaron del espacio privilegiado de la prensa y sus 25 páginas impresas.
Hace ocho años cualquier periodista cansado de hacer notas, optaba por abrir un blog y compartir con sus amigos, y con fulanita y peranito, los textos resultado de una investigación o de la pelea del mediodía con un amigo, así de diversos.
Consecuencia: había empezado el boom del blog y la red se estaba convirtiendo en el espacio de todos, con todos y para todos. En el espacio ideal para distraerse y combatir el desparche.
Así, gracias al descontento y a la infelicidad organizacional, dos periodistas acostumbradas a ganar —si mucho— dos salarios mínimos, decidieron unirse al boom y crear su propio blog, “Susana y Elvira”, para “hablarles de verdad y con verdad a las mujeres”, tal como afirmó Marcela Peláez, una de las artífices de este producto que se creó específicamente para internet.
“Nosotras trabajábamos en un medio de comunicación tradicional y, en esa época, con tanto gurú del conocimiento, había muy pocas formas de compartir la información. Todo era muy plano, a la antigua. Estábamos sumidas en el aburrimiento, el trabajo era cero retador y, lo peor, sentíamos que no existía ni periódico, ni blog, ni revista que le hablara a la mujer del común”, afirmó María Fernanda Moreno, la compañera de Peláez en esta empresa creativa.
Las portadas de las revistas de moda exhibían zapatos de tres millones de pesos, bronceadores de 300 mil y abrigos de cinco millones. Así sumaran, restaran o multiplicaran el salario, era evidente que a María Fernanda Moreno y a Marcela Peláez no les iba a alcanzar el salario para darse el gusto de taconear a la última moda.
“Además de moda, que de por sí era inalcanzable, las revistas para mujeres solo hablaban de sexo, pero no pensado para nuestro placer, ¡sino pensado para complacer al hombre! Recuerdo muy bien una de las portadas de la revista Cosmopolitan: ‘21 formas para satisfacer a tu hombre…’, como quien dice, ¡para que no se le vaya!”, recordó Peláez.
“En síntesis, para los medios, las mujeres solo entendíamos de zapatos y de sexo. Sexo plano, para complacer al otro”.
Del texto al video
En el 2012 el blog se convirtió en guion y del formato periodístico brincó al mundo audiovisual. Nació la serie web de Susana y Elvira.
“Algo que siempre ha pasado con nosotras es que estamos acostumbradas a tirarnos al agua, no tenemos nada que perder, por eso nos arriesgamos. Nos dejamos guiar por el azar”, contó Moreno.
Inicialmente se pensó en hacer un piloto para televisión pero, al ser un contenido que venía de la red, el formato de serie web se presentó como el indicado. A diferencia de los límites que impone el formato televisivo, más tendiente a convertirse en telenovela, la red proporciona una libertad sin restricciones. Permite hablar sobre la “realidad sin tapujos”, lo que siempre quisieron Susana y Elvira.
“En los últimos años, los contenidos han cambiado de forma radical. Antes solo eran legítimas las narrativas largas, tipo Betty la fea. Nuestros referentes eran series internacionales, como Friends, nunca pensamos en la televisión nacional. A nosotras, como creadoras de contenido, la web nos da una libertad que ningún otro formato nos permite” explicó Marcela Peláez.
Ahora, además de blog, hay serie y libro, y el tráfico web de la serie no se concentra solo en Bogotá, sino en Medellín y varias ciudades principales pues, como las creadoras lo expresaron: “No solo en Colombia, también en el mundo hay muchas Susanas y Elviras que se pueden sentir identificadas, pues los personajes muestran una realidad demasiado cercana, muy cotidiana”.
Buenas historias más allá del formato
Aunque el formato es importante, por más innovador que sea, no hay manera de que alguien se enganche con una historia si está mal contada o es aburrida.
“Decir que la gente no lee es una generalización muy grande. Es creer que la gente no puede, ni quiere ni va a leer y por eso todo lo volvemos video para que no consuman texto. De entrada, nosotras no lo creemos y si esa fuera la lógica, entonces, cabe preguntarse por qué hoy los youtubers están marcando la parada en el mundo editorial, ahora todos tienen libro y se están enriqueciendo a partir de él”, agregó María Fernanda Moreno.
No todo contenido funciona para el mismo formato. Además, existe información que necesariamente requiere del texto.
“Muchas veces, mientras edito un video, me doy cuenta de que en realidad es un texto y que, por más que quiera cambiarlo de formato simplemente no da. Lo ideal es compartir información de calidad y fácil de digerir, claro, sin quitarle rigor”, mencionó Peláez.
Claramente, pensar que la gente no lee es subestimar a la audiencia.
Hoy las series web existen como otra forma de presentar la información, más entretenida y flexible, no por eso más fácil de producir. Gracias a ellas, temas que en formatos clásicos de entrada se censurarían, como la homosexualidad, el racismo, el sexo y las dinámicas crudas del poder, ahora son conocidos por un público mucho más grande, plural y libre.