Retrato de un cubano sin fronteras
Carlos Manuel Álvarez es periodista. Vive en Cuba y no ha callado ante la presión del gobierno. Sus historias no han sido silenciadas. Es director de El Estornudo, uno de los medios de comunicación alternativos más importantes de Cuba.
Por: Beatriz Elena Botero – bbotero6@eafit.edu.co
Cuando Carlos Manuel Álvarez terminó el bachillerato quiso ser escritor. Y aunque ser periodista no estaba en sus planes, pues lo que le gustaba era escribir ficción, estudió periodismo en la universidad.
Y le empezó a gustar ese oficio de contar las historias cotidianas. Pero nunca renunció a la ficción que siempre quiso escribir y que aún no piensa dejar.
Pues para él, el periodismo no es un puente para ser escritor. Ese puente no existe, ya que el oficio está tan cerca que no riñe con la literatura, sino que la complementa.
Hoy es el director editorial de El Estornudo, una revista independiente de periodismo narrativo hecha en Cuba, desde fuera de Cuba y, sobre Cuba.
La revista surgió por la molestia y la rabia. Por el hecho de que en la isla la prensa siempre está censurada. Y aún no hay periódicos plurales en los que se pueda tener una actitud contraria al gobierno.
El Estornudo nació de una reunión entre amigos que crearon este espacio para publicar las historias que el gobierno no quería que se contaran. Y su objetivo principal era hacer de la crónica el centro de la revista.
En Cuba no existía ningún espacio parecido a este, por lo que la revista se convirtió en un lugar donde los periodistas podían escribir sin ningún límite, y donde no importaba cuánto tiempo tomara crear un texto, ni qué extensión tuvieran las historias contadas.
La primera gripa
Su primera historia en El Estornudo fue la de una joven cubana lesbiana, de 23 años, que emigró a Ecuador contra la voluntad de su madre, quien además la maltrataba.
Sin embargo, la joven volvió a la isla por su novia de 40 años. Y la madre pensaba que su novia la estaba estafando. Días después, la chica se deprimió y se suicidó en Ecuador.
Álvarez, en su crónica, cuenta cómo la madre intentó, por mucho tiempo, recuperar el cadáver de su hija en medio de una carrera burocrática donde nadie le daba respuestas.
Esta fue una historia familiar en la que Álvarez consideró que se podían retratar distintas caras de la realidad social y política cubana.
Para Carlos Manuel no hay unas historias más interesantes que otras: cada una le ha aportado diferentes experiencias y conocimientos.
Según él, la relación con cada entrevistado es diferente. Con algunos es distante y fría, y con otros es más cercana. Incluso él ha escrito crónicas por deber, cada vez que siente que hay algo que denunciar o contar.
Y, por otro lado, hay crónicas que le producen un placer particular. Esas historias que determinan la suya propia, que le interesan de antemano y que considera relevantes socialmente.
Su último libro
Cuando comenzó a escribir el libro La tribu: Retratos de Cuba, aún no tenía claro cómo sería su estructura. A medida que armaba el texto se dio cuenta de que tenía mucho para contar y que no podía dejar de lado ninguna historia.
Terminó el libro con 16 crónicas que abarcaban tres años de la vida cubana reciente, desde principios del 2013 hasta diciembre del 2016. Todas las historias del libro aparecen referenciadas en varias revistas de Latinoamérica.
Durante los dos primeros años escribió un par de relatos, pues para esa época también estaba haciendo lo que hacen los periodistas freelance: salir a buscar historias, escribirlas y publicarlas.
A finales del 2014 y principios del 2015 Cuba vivía el aparente fin de la Revolución. Y este cambio de paradigma lo aprovechó Álvarez para retratarlo en el libro.
La tribu: Retratos de Cuba cuenta el momento reciente de un régimen de más de 50 años. Así, el trabajo de Álvarez consistió en contar cómo el cambio estaba afectando a sus compatriotas. Qué había sido del país durante esos años y cómo era la Cuba de hoy.
Y el final de los retratos de Cuba sucedió en ese momento que algunos llamaron la muerte de la Revolución.