Fabriana Arias: «Quería ser campeona mundial y lo he logrado 15 veces»
La múltiple campeona del mundo en patinaje, la que tiene su casa llena de medallas, la que es una de las más veloces del planeta, habla sin pedantería, sin el mayor asomo de prepotencia.
Ser la mejor le tomó 12 años de esfuerzos, varias lesiones y muchas lágrimas.
Por María Alejandra Carrillo – mcarrill@eafit.edu.co, Angie Rivera – Carolina Restrepo – crestr79@eafit.edu.co
Fotografía principal: Luis Ramírez
La campeona del mundo del patinaje se ve y se comporta como cualquier otra persona. Se cansa, se siente molida y a veces muy fatigada como para estudiar.
Tiene 23 años y con ellos 15 títulos mundiales que la hacen reconocida. Empezó en el patinaje artístico por iniciativa de sus padres.
Tenía cuatro años cuando ingresó al club Leones, del municipio de Rionegro (Antioquia), donde solo estuvo un año y donde fue descubierta por su entrenadora, quien les recomendó a sus padres que la matricularan en patinaje de velocidad.
Un año después se mudó con su familia al municipio de Envigado donde se vinculó al club Paen y empezó en el patinaje de velocidad a dar las primeras brazadas que darían frutos 12 años después.
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Su primer campeonato nacional de patinaje fue en Bogotá a los nueve años y recuerda con alegría que su abuela fue a verla correr, pero que solo ganó una medalla de bronce, lo cual era poco común, ya que Fabriana desde pequeña corría y lograba mínimo dos preseas doradas.
Mantenerse en el deporte fue difícil, la manutención era costosa y no logró un patrocinio sino hasta hace dos años que firmó contrato con la marca deportiva Takino Racing.
Su club, la Federación Colombiana de Patinaje y la Selección Colombia le dieron su apoyo para ir a los campeonatos nacionales, para mantenerse durante las concentraciones para los mundiales y para cambiar sus patines y ruedas.
A lo largo de su carrera profesional sufrió varias lesiones, entre los 13 y los 14 años le daban dolores en sus pies, en el puente y el tobillo, y hasta hace unos años le dolía también el músculo tibial anterior, lo cual es muy común en los patinadores, pues necesitan esforzarse para sostenerse en las curvas.
Tuvo además problemas con sus botas de patinaje, ya que con los años sus pies se fueron deformando a causa de un crecimiento óseo anormal debajo del tobillo y que con la fricción le producía dolores que le impedían patinar.
Esto, además de crearle un complejo, porque le daba pena ponerse chanclas o ir a la piscina, le hizo dudar su continuidad en el deporte.
A los 16 años fue campeona mundial por primera vez en Corea, mientras estudiaba en la Institución Educativa Alejandro Vélez, de donde se graduó con honores de deportista, a pesar de su bajo rendimiento debido a los múltiples viajes que hacía para competir.
Hoy no tiene ningún rival en su club, excepto por la patinadora Laura Gómez, quien puede estar a la par de su nivel en resistencia en las pruebas de fondo, pero que no la alcanza en velocidad.
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Su mejor tiempo en pruebas individuales fue de 15 segundos 3 milésimas en 200 metros, el cual logró en el mundial de Alemania.
Hoy tiene su propia línea de ropa deportiva, patina, medita y complementa su deporte montando en bicicleta tres veces a la semana, va al gimnasio y hace pesas.
Vive sola con sus dos perros en Envigado desde hace un año aproximadamente, toda vez que desde diciembre del año 2017 rompió su última relación amorosa que casi la lleva al matrimonio.
¿Cómo ha sido crecer en un ambiente de tanto triunfo, ha logrado todo lo que se ha propuesto?
«Hasta ahora he logrado todo lo que me he propuesto: quería ser Selección Colombia y campeona mundial, y eso ya lo logré.
Tengo 15 títulos mundiales, logré estar en los World Games el año pasado, que para nosotros los patinadores son como los Juegos Olímpicos, porque es el campeonato que reúne todas las disciplinas que no son olímpicas.
Allá logré tres medallas de oro, dos de plata y fui la mejor deportista de los juegos, eso ningún colombiano lo había logrado».
¿Cuáles son las medallas que más le gustan?
«Las de los World Games, son tres medallas de oro y dos de plata.
Fui nominada a mejor deportista del año, y yo quedé de tercera porque era por votación, pero igual eso para Colombia es súper importante.
La otra es una medalla que me parece hermosa, tiene una piedra que es representativa de Bolivia y es de los Juegos Suramericanos de este año en Cochabamba.
Estos eran mis primeros Juegos Suramericanos, Colombia ganó, fuimos potencia y fue un evento muy bonito».
¿Cómo es una concentración de patinaje?
«Es muy dura, realmente nosotros somos el único deporte en el que nos concentramos tanto para un mundial, lo hacemos dos meses antes. Ahí solamente entrenamos, volvemos al hotel, comemos y dormimos.
Solo los domingos tenemos día libre hasta las 7 de la noche y los sábados de pronto, si los entrenadores acceden, podemos irnos después de almuerzo.
Empezamos a entrenar a las 6 a.m., dormimos después de eso, almorzamos, entrenamos, comemos y nos volvemos a acostar.
Uno se aburre de todo, de estar haciendo siempre lo mismo, de no poder salir, de no estar en la casa.
Soy muy mala para la comida, sobre todo en las noches que solo me gusta comer arepa con huevo».
Cuando está lejos, ¿a quién extraña?
«A nadie, a mi casa. Soy súper independiente».
¿Quién en Colombia es su rival o le sigue los pasos?
«Las dos únicas deportistas que son campeonas mundiales en este momento, las otras ya están retiradas: Johana Viveros y Luz Karime Garzón.
A nivel mundial están las coreanas, italianas, belgas y alemanas, entre otras».
¿Cómo se ve en relación con otros patinadores del mundo?
«En Colombia somos mucho más fuertes. Nos preparamos muy bien. Colombia lleva 16 títulos mundiales, de los cuales 9 ya son consecutivos».
Sabemos que es campeona del mundo y que se desempeña muy bien en la mayoría de las cosas que hace, pero ¿qué hace mal?
«Pienso que soy muy mala para estudiar presencialmente. Intenté hacer una técnica y me dio muy duro porque madrugar a las cinco de la mañana para irme a clase y luego llegar a estudiar fue difícil.
La verdad entré en una crisis, no rendía en el patinaje o no rendía en el estudio. Entonces decidí dejarlo así.
En este momento estoy dedicada a estudiar marketing digital en NextU».
¿Considers que los deportistas solo debería dedicarse al deporte y no al estudio?
«Nosotros para ser los mejores del mundo, porque no es solo ser selección Colombia, ni campeón nacional, nos hemos demorado mucho. Cuánto dinero gastamos, cuánto nos demoramos y cuánto nos dura.
A mí me tomó 12 años y llevo 8 siendo campeona. Todo el mundo se gradúa, sea con una calificación de 3,5 o 5,0, puedes ser médico o lo que sea, pero no todos son campeones mundiales».
Si hoy alguien quisiera aprender a patinar, ¿cuáles son esos consejos básicos que le daría?
«Primero, sin equilibrio no hay nada. Cuando te montes en los patines fíjate que no se te vayan los pies para los lados y haz una sentadilla para tener más equilibrio, porque el estar parado recto genera inestabilidad y te puedes caer, y cuando hagas la sentadilla, haz fuerza en el abdomen».
Sabemos que el patinaje llega hasta una edad determinada; de ahí para allá, ¿cómo se ve en el futuro?
«Ahora estoy posicionando mi marca, Fabriana Arias. La idea es que crezca cada vez más y que no solo los patinadores la conozcan, sino también la gente del común que quiera patinar.
No me veo habiendo estudiado cinco años para entrar a una empresa a trabajarle a otra persona. Me veo en el presente construyendo todo para mi futuro, donde lo más importante para mí es vivir de la propiedad raíz.
Haber logrado obtener un buen recurso estando en el patinaje para invertir en algo y vivir de eso.
Además, quiero seguir siendo la distribuidora de la marca Takino aquí en Colombia».