«Mi experiencia es adrenalítica»: Alejandro Valdez, ganador Premio Gabo
Alejandro Valdez estuvo presente en el Festival Gabriel García Márquez de Periodismo y fue, junto con su equipo del medio paraguayo, El Surtidor, ganador del Premio Gabo en la categoría de Innovación, con la serie “Los desterrados del Chaco”.
Valdez Sanabria fue invitado a la charla «Periodismo gráfico y nuevas narrativas periodísticas: los casos de BBC Mundo y El Surtidor», donde mostró su visión del periodismo y de la evolución de la comunicación visual.
Por Camilo Corredor Ramírez – cacorredor@eafit.edu.co
Alejandro Valdez Sanabria es comunicador visual y diseñador gráfico, miembro fundador y director de El Surtidor, medio de comunicación de Paraguay.
En este medio, predomina la sátira basada en el uso de imágenes tipo póster, con las que expresan inconformidades y muestran, con ilustraciones, colores, letras grandes y mensajes fuertes, un nuevo estilo de informar.
¿Cuál es tu color favorito?
«El negro y el blanco, la luz y la oscuridad, soy fotógrafo y todas mis fotos son en blanco y negro, dudo severamente de la existencia de los colores. Tengo un problema filosófico ahí».
¿Perro o gato?
«Gato, tengo seis gatos viviendo conmigo».
¿Comida favorita?
«Me cuesta responder, porque estoy en un proceso de desconstrucción de mi dieta. Paraguay es un país súper carnívoro, vengo 20 años comiendo carne. Lo que me gusta ahora es conocer los sabores, te diría que mi comida anti-favorita es el azúcar».
¿Por qué estudiar comunicación visual?
«Me gustaba dibujar, copiar los dibujitos animados que veía en la tele. A los 13-14 años hice un test psicotécnico y me salió arte y en Paraguay nadie ve el arte como una carrera; al final iba a estudiar Administración, hasta que afortunadamente una profesora de Ciencias me habló de una carrera de Diseño Gráfico, hablé con mi vieja e investigamos. Es una carrera que me dio, aparte de habilidades técnicas, habilidades para pensar».
¿Qué importancia tiene la comunicación visual en nuestros tiempos?
«Demasiada, hay una especie de dictadura de la imagen, es algo que nos cuestionamos todos los días en nuestro trabajo. Nosotros producimos imágenes para tirar a las 500.000 que se publican por minuto en Instagram.
Necesitamos que todo el mundo tenga alfabetización visual, poder descifrar las imágenes. Lo que pienso es cómo podemos hacer que una imagen verdaderamente aporte en el concierto de hiperinformación. Que cada pixel tenga sentido».
En la historia latinoamericana siempre se ha usado la caricatura como una forma de la comunicación visual, ¿crees que se utiliza de alguna otra manera aquí en Latinoamérica la comunicación visual?
«Hay diferentes ramas, unas más comerciales, publicidad, marketing, pero culturalmente hay un montón de expresiones, de los muralistas mexicanos y chilenos, por ejemplo. Creo que si hay algo que se utiliza para transmitir ideas es la imagen».
¿Cómo tu profesión ha influido en tu vida?
«Me parece indistinguible ya, no me considero un profesional en este momento, me considero una persona apasionada y curiosa y me veo como un emprendedor de un medio full-time.
Es un problema a veces el separar el trabajo de estar con las gatas, pero todo el tiempo estoy pensando: “Uuuhhh eso puede funcionar”, y eso agota. Todos los días me levanto queriendo continuar con lo que hacemos».
Siendo fundador de El Surtidor, ¿cómo lo definirías y de dónde nace?
«Nace a partir de una necesidad de los fundadores por enfrentar el discurso instalado en Paraguay.
Hay una narrativa muy fuerte que cuenta la historia del país, que está reflejada en todos los medios, porque esos medios son propiedad de esas personas que diseñan el país, entonces tienen la capacidad de crear una realidad. Somos un medio contra hegemónico».
¿Cómo es tu experiencia en El Surtidor?
«Mi experiencia en El Surtidor te diría que es adrenalínica».
¿Qué representa El Surtidor para la comunidad de Paraguay?
«Nos hemos dado cuenta de que es un punto de encuentro entre varias comunidades excluidas de varios espacios. Nosotros, de alguna manera, representamos todo lo que no entran en los medios.
Hace poco hicimos una fiesta y ahí se encontraron todos los movimientos de izquierda que nunca se pueden ver entre ellos: la comunidad LGBT+, el sector campesino, el indígena, los jóvenes, los centenialls, los estudiantes universitarios.
Comunidades muy pequeñas y excluidas de este discurso oficial encuentran en nosotros un espacio en el que se ve reflejada su identidad, aparte de ser un punto de información de cosas. El Surtidor es la herramienta de construcción de la identidad de varios grupos».
¿El trabajo ha llegado a ser peligroso?
«Hay mucha gente que nos quiere ver arder en el quinto infierno. Si eso no pasara: lo estaríamos haciendo mal. Nosotros medimos nuestro trabajo con el impacto que generamos tras tocar estructuras».
¿Cómo ves el futuro de El Surtidor en los próximos diez años?
«Espero que en diez años sea un medio latinoamericano, regional, que sea relevante para la región, porque quiero ser un ciudadano Latinoamericano. Me gusta demasiado Caracas, Medellín, Buenos Aires, La Habana. En quince días sacamos nuestra primera serie regional, será un paso más para llegar a dicho propósito».