Mao Molina: su vida después del fútbol
Mauricio Alejandro Molina Uribe fue un conquistador de hinchadas. Por su carisma y afecto por sus seguidores es imposible no llamarlo Mao… Mao Molina.
Nació en Bello (Antioquia) el 30 de abril de 1980 y comenzó a jugar como arquero en el Club Sajo, un equipo de su municipio natal dirigido por Francisco «El Bogotano» González donde, según él mismo relata, pasó los mejores años de su vida.
Por Silvana Sánchez, Marcela Álzate y Saúl Franco
A los 9 años mostró su inclinación por ser delantero, ya que salía jugando con el balón entre sus pies, aun siendo arquero, imitando a René Higuita. «El Bogotano» González, al ver este comportamiento, lo puso a jugar de puntero izquierdo.
Luego lo vislumbró como el cerebro del equipo y lo puso a jugar de 10. Allí empezó su exitoso rumbo a ser volante creativo.
En 20 años de carrera deportiva llenó las redes de los arcos rivales con 162 goles, casi todos obras maestras de una zurda prodigiosa y elegante. En total jugó en 13 equipos en Colombia y alrededor del mundo.
Hoy está dedicado a enriquecer su vida cultural, su educación, a atender a su familia y a disfrutar las aficiones que lo apasionan, como viajar por diversión o ir a la ciclovía con su familia.
Este ex jugador de fútbol, que se retiró el año pasado, ahora vive tranquilo y sosegado sin quién le pite las faltas ni lo obligue a llegar a tiempo.
¿Cómo es su rutina ahora?
«Me levanto a las 6:30 de la mañana, a las 7:30 estoy en el gimnasio, vuelvo a casa a las 10, a las 10:30 me pongo a estudiar un rato, almuerzo y descanso. En la tarde disfruto con mi familia, realmente lo que resulte para hacer, pero más que todo actividades familiares».
¿Y qué está estudiando?
«Administración de empresas en la Universidad Católica del Norte. Era la única que me ofrecía 100 % estudios virtuales cuando estaba viviendo en Corea.
No la pude terminar por temas laborales, pero ahora ando dedicado a terminarla, voy en el séptimo semestre, que se me han convertido en mucho más tiempo porque cuando jugaba como profesional tenía que coger pocas materias, pero ya calculo que en un año y medio estoy terminando».
Si no hubiera sido futbolista, ¿qué otra profesión le hubiera gustado ejercer?
«Yo soy egresado de La Salle, de Bello. Quería estudiar ingeniería de sistemas, pero cuando salí del colegio a los 16 años me compró Envigado después de un torneo pre juvenil en Antioquia. Me compraron e inmediatamente me hicieron jugador profesional.
Si yo no hubiera sido futbolista, me hubiera gustado estudiar ingeniería informática, creo que hubiera sido lo mío, pero yo realmente no me vi en algo diferente al deporte.
Difícil decir hubiera sido médico, odontólogo… Realmente no me veía haciendo otra cosa, siempre estuve muy encasillado en el deporte».
¿Qué le gusta hacer en el tiempo libre?
«La verdad, mientras fui jugador profesional viví muy en función de lo que era el fútbol. No podía desarrollar mis principales hobbies que son viajar, pero viajar por diversión y ahora lo hago muy seguido.
Ir de vacaciones con mi familia, mi esposa y mis hijos es el hobbie más grande que tengo; salir a comer, estar con los parceros, levantarme a la hora que yo quiera, porque mientras entrenábamos, a las 4 de la mañana ya teníamos que estar despiertos»
¿Qué le gustaría más, prepararse como entrenador, representante de jugadores o comentarista deportivo?
«Yo sigo estudiando administración de empresas y cada vez que pueda ir preparándome lo voy a hacer. Me gusta la parte administrativa deportiva, me gustaría pertenecer a un club, ser director deportivo, ser presidente, asumir más cargos administrativos.
En la parte técnica no porque no me veo con el talante para hacerlo, no me gusta mucho, me parece complicado seguir en el mismo ritmo de vida que llevaba: muchas horas de trabajo, hay que vivir las 24 horas en función del equipo…
Pero, la verdad, me le mediría a cualquiera, no tengo problema, las tres son importantes. Obviamente hay que ir analizando a medida que vaya llegando alguna propuesta, mirar a ver si es conveniente o no, pero me siento capacitado para hacer cualquiera de las tres».
¿Por qué decide retirarte tan joven o por lo menos así muestra estar?
«No estaba tan joven. Decidí hacerlo en el tiempo que sentí que era justo ya no veía esa proporción de tanto sacrificio con los minutos que llevaba jugando y con el rendimiento que podía entregar.
Ya obviamente jugaba menos tiempo porque hay otros jugadores más jóvenes, ya no sentía que podía dar el máximo, cortar por lo sano y no desgastarme más».
¿Cuáles fueron los goles que nunca olvidará?
«El gol en la final con Medellín en Pasto (año 2002) fue una locura, el gol olímpico a Nacional que lo grité mucho y un gol de escorpión que hice en Corea.
¿Cuál es la hinchada que más recuerda?
«La de Medellín, yo creo que por todas las cosas que viví en mi ciudad. Pienso que ser campeón después de 45 años me dio la oportunidad de cambiar mi vida en el área profesional porque era una hinchada y un club en el cual se tenía mucha expectativa, se tenía mucha presión, se vivía en función de volver a quedar campeón después de tantos años.
Había una generación grandísima de gente que no había visto a su equipo campeón, entonces eso es una presión muy grande y al final yo haber podido participar en ese equipo y haber hecho el gol en el último partido todo eso me generó reconocimiento. De hecho, amo el Medellín y soy hincha fiel del Medellín».
¿Cuál es esa clave para cobrar un buen tiro libre?
«La repetición y la constancia. Desde pequeño pateaba mucho, ya tenía esa condición de patear los tiros libres, pero eso se va mejorando en el tiempo».
Creo que uno nace con eso, es difícil de aprender; uno la mejora, pero uno nace con estos talentos. Es lo mismo que pasa con los tiros libres: se perfeccionan, como dije ahora.
Después de los entrenamientos uno se queda un tiempo dedicándole a la repetición”.
¿Cuéntenos como lo recibió el equipo Santos cuando llegó a Brasil?
«Cuando llegue a Santos el entrenador que me recibió me dijo: ‘Mira, yo no te pedí, yo no te quiero en el equipo, los directivos fueron los que te pusieron acá. Yo no te necesito pero ya firmaste un contrato así que ya sos uno más del equipo, ya queda en vos demostrar si puedes o no puedes’. Así me recibieron».
Es un choque muy bravo llegar a otro país, a Brasil, en donde está la cuna de los jugadores de fútbol, y uno decir ‘me están recibiendo así’.
Me pude haber echado a llorar, pero lo que hice fue demostrarle al entrenador que yo podía y ese entrenador nunca me sacó y terminé ganándome su confianza».
Para terminar, ¿qué tal si le da un mensaje a sus seguidores, a los niños que quieren seguir jugando fútbol?
«Creo que el mejor mensaje que les puedo dar a los niños, a los jóvenes y a los adultos, es no desistir. Tener mucha disciplina, perseguir sus sueños, perseverancia, nunca desistir.
No solamente en el fútbol, sino en la vida enfrentamos muchas dificultades, muchos momentos difíciles, mucha gente diciéndote no puedes hacer esto, no sos capaz, pero mentiras que sí puedes y eres el mejor».