Los recorridos de Juan Pablo Meneses
Este cronista chileno busca verdades incómodas y escribe con la nerviosa felicidad del que ha sobrevivido de milagro, según reseña sobre él el escritor Juan Villoro.
Por Valentina Zuluaga
En el libro Equipaje de mano: Crónicas de viaje, Juan Pablo Meneses, escritor y periodista chileno, cuenta experiencias de viajes. En la obra, el autor se muestra como alguien arriesgado. Sus crónicas reflejan viajes extravagantes, exóticos y cargados de adrenalina.
En sus relatos, Meneses -cabello corto y negro, piel morena, nariz gruesa, aspecto tranquilo- hace una amplia descripción de personajes, no solo de su físico sino de su creencias, tradiciones y del contexto en el que se mueven.
En la crónica Rareza Americana habla de los freaks (estrafalario, extraño, extravagante) en la ciudad de Gibsonton, Estados Unidos. Meneses relata cómo ellos, aprovechando sus condiciones físicas, crearon el circo The World’s Strangest Couple, donde aparecen personajes como el Lobster Boy (hombre con manos y pies parecidos a una langosta), The Monkey Girl (mujer con cuerpo lleno de pelo) y Alligator Man (hombre con escamas en su piel). El circo presenta sus espectáculos solo en Estados Unidos porque sus creadores piensan que en otros lugares los podrían rechazar.
Como se mencionó al comienzo, Meneses deja entrever en sus relatos un espíritu temerario. En la crónica Una granada para River Plate –sobre una semifinal de la Copa Libertadores de América entre un equipo chileno y uno argentina- Meneses cuenta su experiencia como fanático del fútbol. Relata que viajó casi 60 horas en un bus con capacidad para 38 personas, rodeado de barras bravas que no les importaba si morían en las tribunas, solo pensaban en ir a alentar y dar la vida por su equipo chileno. A pesar de estar rodeado de armas, granadas y drogas, el autor se muestra dispuesto a asumir las consecuencias.
En la crónica Las piernas de Kenia, el autor sueña sobre un atleta llamado Edwin, un joven que no piensa dejar sus país Kenia, solo quiere mejorar sus marcas. En el sueño, Meneses corre y es el único de los atletas kenianos que se siente cansado. Una camioneta de las Naciones Unidas se detiene frente a él. Un gringo, con sombrero de safari y protector solar en la nariz, se ofrece para llevarlo, pero justo en ese momento despierta asustado. Unas horas después se entera de que Edwin ha muerto atropellado por un jeep camino a su casa.
Meneses también transporta al lector hasta los lugares que él describe. En La Patria Madrastra habla sobre Aguaviva, un pueblo de español, donde solamente viven ancianos y niños descendientes de España y Argentina. El autor cuenta que para vivir en este pueblo, pequeño y de calles laberínticas, se deben cumplir estos requisitos: tener mínimo dos hijos en edad escolar, ejercer algún oficio -chofer, albañil, electricista-, tener menos de 40 años y ser descendiente directo de españoles naturales o nacionalizados.
En el texto Detrás de la Fórmula, Meneses relata su encuentro con Michael Schumacher en la Fórmula Uno de Barcelona. “Estas carreras son sólo coches y chicas que sonríen todo el tiempo tentando al automóvil y acariciando los neumáticos mientras que fotógrafos disparan cámaras por miles”, dice. Cuenta que, al terminar la carrera, por la sala de prensa comienza un desfile de mujeres que entregan comunicados de cada equipo con la declaración de los pilotos, los jefes de equipo y los tiempos cronometrados. Les siguen Schumacher, el ganador, y Juan Pablo Montoya, el segundo.
“Todos sabemos que con el triunfo de Schumacher hemos visto pasar frente a nosotros un pedazo de la historia de la Fórmula Uno: en el resto de nuestras vidas diremos a quién nos quiera oír, que una vez lo vimos ganar en vivo y en directo, y cruzar la meta con ese puño en alto”, relata Meneses.