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“Leer kilómetros y kilómetros para escribir milímetros”

Bitácora habló con Jorge Cardona sobre periodismo, posconflicto y su oficio como editor. Publicamos esta entrevista con motivo de los 130 años de El Espectador.

Maria Dilia Reyes Torres – mreyest@eafit.edu.co

Revisar el archivo de El Espectador es la actividad matutina de Jorge Cardona Alzáte. Es el editor general del periódico, y sus colegas lo conocen por su bigote negro, enormes entradas y patentes líneas de expresión. De hecho, cuando habla de periodismo frunce el ceño, pero el movimiento enfático de sus manos y el tono de su voz bien muestran su pasión por este oficio que ha ejercido durante tres décadas.

Cardona inició su labor en este diario bogotano hace once años, pero se topó con la profesión mucho antes, sin querer. El oficio lo encontró a él. Empezó a estudiar economía y empleaba su tiempo libre en estudiar filosofía oriental. También escribía guiones para grupos de teatro.

Pero pronto necesitó un trabajo para sostener a su familia. Consiguió uno en Inravisión, donde manejó el generador de caracteres. Y más tarde, por azar, ingresó como periodista al noticiero Alerta Bogotá de Caracol. Allí se hizo reportero judicial, periodista de calle, donde mostró desde el comienzo una disciplina tenaz de reportero.

Han pasado 30 años desde entonces y hoy se le reconoce como “un ejemplo de lo que debe ser un editor: un guía, un motivador, alguien que inspira y enseña”. Así lo calificó la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano cuando el año pasado le otorgó el Premio Clemente Manuel Zabala al mejor editor.

¿Cómo define el periodismo?

El periodismo ni es un oficio ni es una profesión. Es más bien la defensa de un derecho fundamental, la libertad de expresión, consagrada en el artículo 20 de la Constitución colombiana y que permite que cualquier ciudadano pueda divulgar, imprimir, dar a conocer sus opiniones y sus puntos de vista.

¿Cuáles son los retos del periodismo en el posconflicto colombiano?

Hay muchos retos y desafíos, el primero de ellos, crear los capítulos territoriales de la memoria. La guerra se ha visto desde las grandes capitales, pero en cada municipio o región de Colombia hay una historia por contar, una geografía por reconstruir. También me parece que para garantizar no repetir la historia es necesario un buen cubrimiento de la justicia transicional. En cada punto del Acuerdo de La Habana hay un reto o un desafío para el periodismo, sobre todo para las nuevas generaciones.

¿Cree que las redes sociales son una nueva forma de periodismo? 

De alguna manera sí, son una forma de comunicación. El mundo contemporáneo ha convertido al ciudadano en un personaje multimediático. Cada quien es su propio medio. Cuando una persona publica en Facebook, en Twitter, o en cualquier red social, está de alguna manera comunicando. Cada día se van a ir formalizando más estas estructuras y creando mecanismos de comunicación más dinámicos. Evidentemente son nuevos formatos, herramientas nuevas de la comunicación y lo importante es que los valores que están detrás de estas herramientas se conserven.

¿Cómo califica el periodismo que se hace en Colombia?

Yo soy un gran defensor del periodismo colombiano. Lo considero indomable, muy contundente por las dificultades que le ha tocado afrontar. Este es un país donde tenemos grupos guerrilleros, paramilitarismo, bandas criminales, carteles de la corrupción, narcotráfico, dificultades y contratiempos de índole social. Esas exigencias de la sociedad, traducidas al ejercicio del periodismo, se convierten en tremendos obstáculos que día a día el periodismo colombiano supera.

¿Cómo se debe enseñar el periodismo en las aulas?

Soy un gran defensor de la academia. Lo que haría es invertir un poco los currículos. El primer, segundo, tercer semestre deberían ser pura y legítima práctica para que se despierte la pasión. Porque si bien se hace mucho énfasis en la parte teórica, ésta debería ser el complemento. Primero debería venir el ejercicio y el entusiasmo despertado por el hacer, y luego los contextos teóricos, históricos y lingüísticos que fortalecen mucho más la profesión.

¿Qué opina de que otros profesionales ejerzan el periodismo sin haber pasado por una facultad de comunicación?

Eso lo dijo, mejor que nadie, la Corte Constitucional, en su fallo de abril de 1998 cuando tumbó la tarjeta profesional y el estatuto del periodista. El artículo 20 de la Constitución elevó la Libertad de Expresión a la categoría Derecho Fundamental. Entonces, el ejercicio periodístico no puede ser exclusivo de quienes estudien comunicación social.

Los periodistas y quienes estudian esta carrera están obligados a especializarse en determinados temas. Un abogado puede hablar de leyes, pero un periodista puede hacerlas más comprensibles.

¿Cuál es la diferencia entre el periodismo de escritorio –el de aquellos que no salen a la calle a hacer reportería– y el de inmersión?  

Ambos son importantes porque el periodismo es una creación colectiva y una sumatoria de esfuerzos. Tiene que existir una división del trabajo y uno empieza a reconocer qué tipo de habilidades van teniendo los periodistas. hay buenos reporteros, pero otros son mejores editores y otros reporteros gráficos. No hay un estándar que diga «este es el único periodista válido».  Hay muchas formas de hacer periodismo y de presentar una información. Por eso es importante hacer equipos para complementar las labores y esto es lo que hace un buen producto: la sumatoria de buenos esfuerzos.

¿Por qué el periodismo narrativo tiene tan poca cabida en nuestros medios?

Sí. Vivimos en un país muy noticioso, donde la reina y señora del periodismo se llama ‘la noticia’. Nosotros tenemos una sobreproducción de noticias aterradora. El formato narrativo es más lento, más pensado, más estructurado desde el lenguaje, pero puede tener un impacto mucho más efectivo a largo plazo que la misma noticia. Esta es volátil. Pero nunca va a desaparecer la crónica como formato. Una crónica puede terminar siento mucho más importante, como nos enseñó el maestro Gabriel García Márquez con Noticia de un secuestro o Relato de un naúfrago, que trascendió y perdura en la actualidad.

¿Qué recomendación da a los estudiantes de Periodismo y Comunicación Social?

Leer, leer muchísimo, leer kilómetros y kilómetros para escribir milímetros. La proporción tiene que ser así, uno tiene que leer muchísimo para comprender muchísimo y tener de qué escribir. Porque cuando la persona no tiene ni datos ni disco duro en la memoria termina por hacer cosas comunes y poco creativas.

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