“La trova es una, las rimas son dos, los versos son cuatro y los sentimientos son miles”: Juan Pablo Martínez
El paisa Juan Pablo Martínez, 19 años, se proyecta como uno de lo mejores libretistas de Colombia. Ha trabajado en Caracol y RCN radio y en la actualidad es trovador y libretista de Voz Pópuli en Blu radio.
Por Andrea Vahos*
Juan Pablo puede ser definido como un representante de las tradiciones paisas y del buen sentido del humor. Además, como un ser que ama y es exitoso en lo que hace.
Él es trovador desde los diez años, fue el ganador más joven en el Festival Nacional de la Trova de la Feria de las Flores en el año 2011. Desde entonces supo que el camino que le esperaba era propicio para aprovechar su talento y así alcanzar propósitos.
Sin duda alguien que no le teme al público y aunque dice ser un hombre de pocas palabras es clara la magia que produce con ellas. Se expresa con una sonrisa inclinada y modestia.
A su edad, ¿por qué decide inclinarse hacia una actividad tan tradicional en lugar de una contemporánea?
La trova, como cualquier otro género moderno, despierta una ‘fiebre’ inexplicable que puede sentir un niño, un joven o un anciano… Además, si todos los jóvenes decidieran inclinarse por el blanco, ¿quién se inclinaría por el negro?
¿Cómo fue su primera experiencia trovando?
La primera experiencia escénica para cualquier artista representa sudor frío, temblor en las piernas y una sensación muy parecida a un bajón de presión. Primero salí a la tarima a buscar el éxito, después tuve que salir a buscar un baño.
¿Cuándo, cómo y por qué se inicia en el mundo de la trova?
Al más indisciplinado de cada salón lo obligaban a trovar como castigo en los actos cívicos de la escuela. Cursaba quinto de primaria en La Carolina Kennedy. Era famoso en la institución por ser trovador de quinto y estudiante de quinta.
¿Qué cree que le falta a la trova en Colombia?
Le falta apoyo y organización. Falta que en los medios le den la misma importancia que le dan a los robos, las vacunas, los tiroteos y los asesinatos.
¿Cómo cree que le ha ayudado el ser trovador en el aspecto familiar?
Un festival de la trova siempre ha sido motivo de unión y reunión familiar, mis parientes siempre iban a los eventos y se quedaban hasta el final… O hasta que pagaran la premiación.
¿Qué vino después de la trova?
De unas décadas para acá se ha creado la costumbre de que algunos trovadores salten de su oficio a la creación de humor, principalmente, político. Ahora trabajo en radio, escribo los libretos que interpretan los humoristas… Y aún así, no me guardan rencor.
¿Cómo se proyecta en diez años?
No soy de los que viven el hoy pensando en el mañana, dejo que las oportunidades lleguen sin tener que traerlas a la fuerza. No me gusta proyectarme ni en video beam.
Además de la radio, ¿en qué otro campo se desarrolla como guionista?
En el teatro y la televisión. A mis diecinueve años he escrito una obra, un par de sketches y algunos shows para reconocidos comediantes como Vargasvil, trabajé tres años con él: él interpretaba, yo escribía; él cobraba… yo escribía.
¿Piensa continuar con la academia, pues, hacer una carrera profesional?
Prefiero vivir.
¿Por qué esa respuesta?
Porque desde que tengo verdadero uso de la razón estoy en desacuerdo con nuestro sistema de educación. En mi opinión, las aulas de clase nos enclaustran el cerebro, nos lastran la creatividad, nos capan la originalidad… En mi caso, preferí encontrar el camino y buscar formas de aprender basadas en la práctica.
¿Si no fuese la trova que profesión u oficio habría elegido?
Habría sido algo parecido a trovador. Algo en lo que me hubiera podido ganar la plata fácil sin tener que invertir mucho tiempo. Algo así como Senador de la República.