Coro

“La música popular que se conoce hoy no es la misma de antaño»

En la Escuela de Música de Bello, un grupo de niños, entre los 8 y 13 años, ensaya el Ave María de Schubert frente a un hombre de mediana edad que, en silencio, dirige sus voces con las manos. Tres, cuatro, cinco veces interrumpe y, con paciencia, retoma el movimiento: el coro Voces Blancas vuelve a cantar al unísono.

Por Sara María Pérez Cárdenas
sperezc@eafit.edu.co

Tiene 30 años. Hugo Alexánder Mazo es profesor y director de este coro de 30 adolescentes con quienes participó en la décimo primera versión del Festival Coral de Medellín junto a grupos venidos de Hungría, Argentina, Venezuela y Polonia, entre otros.

Cuando este músico de la Universidad de Antioquia habla, lo que se nota es su pasión por el canto: «Cantar es uno de los más bellos artes y no se debe menospreciar». Pero, según dice, muy pocos valoran la técnica necesaria para ser un buen cantante y asegura que el mercado está inundado de intérpretes que hacen música por dinero.

Mazo pertenece al coro Camerata Vocal de Medellín, una asociación sin ánimo de lucro que se dedica a interpretar obras de todo tipo, desde la polifonía del Renacimiento hasta música contemporánea, religiosa y  latinoamericana. Este profesor es, además, un observador permanente de los fenómenos musicales de la ciudad y critica que en Medellín solo se consideren géneros populares el despecho, la guasca y la ranchera.

¿Qué entiende por música popular?

«Es la música no académica que nace del pueblo. Narra historias de la vida común. Sin embargo, es importante resaltar que grandes músicos tuvieron y han tenido que tomar herramientas de lo popular para oxigenar la academia.

Pero la música popular también puede ser lo más vendido o lo tradicional. Desde mi punto de vista, hay dos vertientes: la que pertenece a la generación de ‘los viejitos’, pero que grupos de jóvenes la están retomando y la llevan a otros niveles, y la que se hace para la generación de ahora y que ha perdido mucha estética. Es más light».

¿Qué tan importante es este género?

«Siempre será importante porque mueve y llega a masas. Pero me entristece ver el choque entre lo que sonaba antes y lo que suena hoy, y que las emisoras se reduzcan a sonar lo que les pagan».

¿Cuál ha sido el papel de la música popular en Medellín?

«Este género pertenece a la tradición oral. Los antioqueños venimos del campo y las canciones que cantaban los padres a sus hijos se transmitieron entre generaciones hasta llegar a la ciudad. En esa medida, su papel ha sido actuar como memoria colectiva. Hoy ha perdido todas las cargas simbólicas: ya todo se compone para consumir y entrar rápido al mercado».

¿Qué tan comercial es esta música?

«Mucho. Con una buena estrategia de promoción en los medios y una buena inversión se vuelve cantante cualquiera. Por ejemplo, Radio Cristal cobra $ 2’500.000 por sonar una semana una canción y convertirla en la número uno. Así, la radio se ha convertido en un elemento de consumo.

Por otro lado, músicas populares como las cumbias, los porros, las gaitas, las chirimías -el folclor- son también comerciales, pero solo dentro de ambientes selectos e, incluso, apetecidos en el extranjero».

Muchos de los intérpretes de música popular son empíricos, ¿qué opina de ellos?

«Para mí existen dos clases de empirismo: el ignorante y el inteligente. El primero es de aquellos que tienen aptitudes y no se preocupan por investigar para potenciar lo que ya tienen, mientras que el segundo es de quienes amplían sus conocimientos. Por tanto, pienso que los músicos empíricos son buenos siempre y cuando sean inteligentes».

¿Qué tipo de entidades o asociaciones representan a los músicos? 

«Ese es un problema latente en nuestro país porque los músicos en Colombia son como pequeñas islas, todos separados de todos. Sin embargo, se está tratando de implementar un modelo traído de Argentina para hacer una agremiación que represente a los músicos. En Medellín trabajan en un proyecto llamado Unión del Sector de la Música (USM), cuyo propósito es reunir a los artistas locales y nacionales con el fin de trabajar en pro de la industria.

Yo pertenezco a la Asociación de Directores Corales de Colombia (Adicol), pero también está la Asociación Nacional de Directores de Bandas (Asodibandas), entre otras».

Emisoras como Radio Cristal han reducido la música popular al género de despecho, ¿qué opina usted? 

«Ese es un fenómeno muy particular de Antioquia. Creo que los medios siembran imaginarios en las personas por ser masivos, pero los antioqueños hemos tenido esa tradición y Radio Cristal la ha afianzado».

¿Y por qué cree que en Medellín el despecho y también la ranchera y los corridos tienen tanta demanda? 

«Se debe que muchas personas son analfabetas en la música. Esto es lo que yo denomino ‘desorden social’, que obedece a la falta de educación. Además, creo que este tipo de géneros tienen mucha demanda por su lenguaje cotidiano».

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