La equinoterapia y el caso de Mariangel
Este tratamiento alternativo, dirigido a personas con discapacidad física, psíquica o sensorial, ha demostrado ser tan efectivo que ayudó a una niña de cuatro años a superar una de las enfermedades genéticas más raras del mundo: la Pallister Killiam.
Por Diana Isabel Montoya, Marcela Pérez y Ana María Trujillo
A sus cuatro años, Mariangel Orozco Morales es una de las 40 personas en el mundo que padece el síndrome de Pallister Killiam, el cual fue descrito por primera vez en 1977 por el pediatra americano Philip Pallister y en 1981 por Maria Teschler – Nicola y W. Killian. En Colombia solo se presentan hasta la fecha cinco casos.
Mariangel nació en el municipio de Rionegro, oriente antioqueño, cuando apenas tenía 35 semanas de gestación. Es decir, un mes antes de lo normal. En la actualidad vive en el municipio de La Unión.
Jéssica Morales afirma que su hija, a sus cuatro años, ha presentado grandes avances gracias a la equinoterapia y a las terapias físicas que ha tenido.
Proceso lento pero efectivo
Mariangel comenzó cuando tenía un año. El primer objetivo de las terapias era lograr que tuviera equilibrio, ya que le era muy difícil sostener su cuerpo de manera erguida. Comenzaron montándola a caballo en compañía de la fisioterapeuta, quien le hacía presión en sus hombros, la movía de adelante hacia atrás y le levantaba manos y pies. El propósito es que la columna vertebral asimile que el cuerpo debe moverse en todas las direcciones.
Su madre se siente satisfecha con los logros que ha presentado Mariangel: “Ha tenido un gran avance en el factor de la marcha, comenzó a caminar aproximadamente hace cuatro meses y aunque lo haga cojeando, la equinoterapia ha logrado que tenga una postura recta”.
Actualmente las terapias pretenden mejorar su estabilidad. Por eso realiza ejercicios como levantar un solo pie para que ella entienda que con el otro debe sostenerse para no caer del caballo. Aunque camina y se sienta sola no lo hace con mucha agilidad.
Jéssica le agradece a las terapias: “No solo por lo que ha logrado en la parte física y motriz sino también en la psicológica, pedagógica y social. Ahora interactúa con los animales y las personas, lo cual no hacía con facilidad. Además, han logrado que sea mucho más elástica. Ella en este momento monta sola y se sabe sostener de él, además ya no siente miedo. “Ella no era para haber avanzado tanto como lo ha hecho y todo esto es gracias a la equino terapia”.
Práctica que se adapta a la época
Desde el año 460 a.c. hay indicios de los beneficios terapéuticos de montar a caballo. Este método está dividido en cuatro ramas: hipoterapia, equitación terapéutica, social y adaptada, el cual ha ido creciendo progresivamente en varias partes del mundo.
Antes del inicio de la equinoterapia se requiere de un diagnóstico médico. Después se elabora el plan de trabajo. Dependiendo de la discapacidad y las necesidades del paciente, el proceso va acompañado por especialistas interdisciplinarios como fisioterapeutas, psicólogos, maestros, fonoaudiólogos, entre otros.
Factores como el equilibrio, la movilidad y la estabilidad son algunos de los beneficios de estas terapias que son trabajadas a partir de las características principales que ofrece el caballo: la transmisión del calor corporal, los impulsos rítmicos y la locomoción.
A las personas con discapacidades físicas y cognitivas graves que no pueden ejecutar ninguna acción, se les realiza el tratamiento de hipoterapia, que consiste en montar el caballo sin ningún tipo de silla. Aunque resulte más complejo para el paciente, eso es lo que se pretende para que haya un contacto más directo.
Por el contrario, la equitación terapéutica es realizada por personas capaces de controlar su cuerpo y por eso se les realiza otro tipo de terapias para favorecer su desarrollo psicológico, pedagógico y social.
Sanación a Pasos de amor
Este método terapéutico ha tenido gran auge en Antioquia. El Valle de Aburrá cuenta con varios centros en lugares como Sabaneta, Envigado, La Estrella, Bello y Copacabana. También en municipios cercanos a Medellín como Sonsón, La Unión y Rionegro.
“Pasos de Amor nació hace dos años gracias a que tuvimos una experiencia muy bonita con mi hija Celeste. Ella nació con síndrome de Down y al ingresarla y ver su avance en las terapias, mi esposa y yo decidimos promover este tratamiento”, dice Juan David Jaramillo, fundador de la corporación. Esta institución está ubicada en la vereda Pan de Azúcar del municipio de Sabaneta.
Las terapias son realizadas en un espacio que les brinda la pesebrera La Cumbre, donde sus servicios son privados, pero cuentan con auxilios para personas que no tienen los recursos para pagar la mensualidad: utilizan el método de apadrinamiento ya sea con personas externas o porque la entidad se los brinde.
Los ejercicios que realizan sobre el animal dependen del problema de cada paciente. Por ejemplo, los niños con síndrome de Down presentan un tono muscular muy bajo, por eso no tienen una tensión normal y lo que ellos necesitan es activarse para tener control de su cuerpo, esto lo logran aprovechando el paso del caballo.
Algo muy importante es el andar del caballo pues este realiza diferentes movimientos, los cuales se utilizan dependiendo del caso y lo que se quiera lograr, los impulsos se sienten en el lomo.
En el paso se sienten cuatro ritmos, porque utiliza las cuatro patas; en el trote dos ya que el animal adelanta las de atrás y cae con las de adelante; y en el galope son tres ritmos.
En el factor psicológico la equinoterapia mejora la autoestima, la autoconfianza, el control de las emociones y la capacidad de atención. Además, potencia el sentimiento de normalidad porque “todo niño y adolescente que se expone a este tratamiento logra resultados observables según su discapacidad o trastorno.
“En general podemos hablar de desarrollo de destrezas notables en la calidad de vida y los vínculos familiares que se hacen más estrechos, se mejora la comunicación y por ende la confianza para poder lograr al final una integración social menos segmentada”, afirma Carolina Palacio, psicóloga clínica, egresada de la universidad San Buenaventura.
“En los niños con hiperactividad se busca que estén concentrados en una sola actividad el mayor tiempo posible, la ventaja que se tiene con el caballo es que no se pueden bajar, siguen sentados y concentrados en la actividad que se les pone mientras están en movimiento que es lo que a ellos les interesa”, dice Juliana Cataño, fisioterapeuta de Pasos de Amor.
En el oriente de Medellín se ha sostenido en el tiempo la Fundación Emanuel, encargada de realizar este proceso de equinoterapia con los niños y jóvenes afectados de la comunidad.
El equipo de trabajo está constituido por una fisioterapeuta, una maestra y una psicóloga, encargadas de llevar los diferentes casos. Actualmente cuentan con 14 integrantes de diferentes zonas del municipio.
Al momento de hacer solicitud para ingresar al programa la familia debe llevar la historia clínica del paciente. De ese modo, Selma Durango, fisioterapeuta de la Fundación, podrá hacer una valoración y determinar si puede ingresar, todo esto con el fin de evitar que el usuario presente contraindicaciones.
En La Unión las terapias son realizadas todos los viernes de ocho de la mañana a doce del mediodía con todos los integrantes ya que no son meramente una entidad de carácter privado, sino con una visión social que se sostiene gracias a los ingresos que entran por medio de algunas cabalgatas y empresas vinculadas.
“Las mejorías que presenta el paciente dependen de la constancia que tenga, pero otro factor importante es trabajar en un espacio amplio y al aire libre, ya que permite conseguir más resultados en el niño, por estar cambiando de espacios”, asegura Durango.
Las terapias, en general, se realizan con caballos entre los ocho y 10 años, preferiblemente con yeguas y caballos castrados, ya que son dóciles y calmados. El animal recibe un entrenamiento por parte de un experto, de tal manera que realice diferentes actividades con total armonía y disponibilidad, sin necesidad de oposición para que pueda servir de apoyo terapéutico a personas como Mariangel.