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La droga, avalancha que arrasó con el talento futbolístico de Libardo Vélez

Jugador del Deportivo Independiente Medellín en la década de 1980, Libardo Vélez fue tan querido como polémico: sus malas andanzas fuera de la cancha lo metieron en muchos problemas y hoy cuenta su historia con la ilusión de que los jóvenes no repitan su camino de errores.

 

Por Sara Pérez Cárdenas

sperezc@eafit.edu.co

 

Después de ganar un partido contra el junior en 1985, el entonces puntero derecho del Deportivo Independiente Medellín, Libardo Vélez Patiño, conocido por la hinchada como el Terra Vélez, salió a celebrar junto algunos compañeros del equipo hasta el amanecer. Lo que pasó a partir de ahí marcaría su vida en forma dramática.

Al ver que su dinero se había acabado, Libardo Vélez se fue para su casa en el Barrio Antioquia por un cheque y le pidió a Caneco, un vecino, que se lo cambiara para continuar la celebración. El joven nunca regresó con el dinero. A los 15 días Vélez lo volvió a ver cerca de su casa. Ahí, bajo los efectos de la droga, el futbolista cobró venganza: agarró el cuchillo de un vendedor de mangos que estaba a su lado y se lo enterró en el corazón a quien se quedó con su dinero.

A sus 56 años de edad, ya tiene el cabello un poco canoso, ojeras, algunas arrugas en su rostro, cejas poco pobladas y una cicatriz al lado derecho de su boca por un accidente del pasado.

Aún conserva el típico cuerpo de un futbolista, pues su apariencia es atlética, piernas gruesas, abdomen plano y unos brazos fuertes. Además, es muy alegre, tranquilo, con un gran carisma y, a pesar de su adicción, mantiene el espíritu de aquel joven que tanto se apasionaba por el balón.

Entre bombas y regalos, Libardo Vélez celebraba en la casa de su hermano menor, Carlos, el cumpleaños de su cuñada. El Terra Vélez estaba sentado en una de las cuatro sillas de un comedor rústico. El apartamento era en un segundo piso por la calle 28 del Barrio Antioquia, ahora conocido como el barrio La Santísima Trinidad.

Este hombre que en algún momento de su vida llegó a ser catalogado como uno de los mejores futbolistas colombianos, siempre se mantiene deportivo. Aquel día vestía una licra debajo de su pantaloneta blanca, camiseta del mismo color del AC Milán, medias cortas y tenis nuevos Adidas.

“A mi papá Libardo le decían Terra por un jugador brasileño, entonces nos dejaron así”, afirmó Libardo Vélez para explicar el origen de su apodo y el de su hermano mayor, Rubén, quien fue jugador profesional del Quindío.

El Terra pasó por equipos profesionales como Medellín, Pereira y Once Caldas. Con sus respuestas busca que los jóvenes de hoy tomen su vida como ejemplo para que no caigan en las drogas y no pierdan sus sueños por ellas.

¿Cuáles fueron las causas por las cuales usted llegó a la cárcel?

“A los 19 años llegué por primera vez a la cárcel debido a que me paraba en las esquinas del barrio Zamora con malas compañías y ellos me incitaban a robar relojes en el Centro o en el barrio Toscana. No solo a eso me dedicaba, sino que también fumaba marihuana con el grupo de amigos que me mantenía. Estuve en la cárcel de Bellavista como 11 meses”.

¿Cómo fue su experiencia dentro de Bellavista?

“En la cárcel solo me dedicaba a jugar fútbol con los demás presos y también entrenaba. Como jugaba mucho me gané el cariño y la admiración hasta de los guardias”. (Risas)

Escudo_DIM¿En qué año y de qué manera usted llegó al Deportivo Independiente Medellín?

“Yo estaba pa´ salir de Bellavista, entonces mi mamá llamó a mi hermano Rubén, quien jugaba en el Quindío, y le dijo que yo ya estaba por salir de la cárcel. Mi hermano le dijo a mi madre que iba a llamar a un entrenador del DIM para recomendarme. Recuerdo que entré a este equipo en el 81”.

¿Cómo fue que descubrieron su talento futbolístico?

“Pues gracias a las recomendaciones de mi hermanito fui después a las inferiores del DIM y ahí me pusieron a entrenar. Luego de jugar tres partidos pasé a las reservas y a los cuatro o cinco partidos ya empecé en la profesional”.

¿Siempre fue su sueño jugar fútbol en la liga profesional?

“Uuuuufff, claro, desde pequeño hasta jugaba descalzo en las calles puros cotejitos con los del barrio. El fútbol ha sido mi mayor pasión desde niño y por siempre lo seguirá siendo”.

¿Cómo era la relación que usted tenía con la hinchada del Medellín?

“Uy, excelente. Yo era muy humilde, muy sencillo. Imagínese que cuando iba a la concentración en el hotel, muchos hinchas me pedían los pases para entrar al estadio y yo a mis compañeros se los pedía y me los daban para que yo se los diera a mis seguidores. No quiero presumir pero ellos eran a morir conmigo… jum qué alegría la que sentía”.

¿Qué pensó su familia cuando usted se convirtió en un jugador profesional del fútbol colombiano?

“Mi mamá muy tranquila, pero le aterraba ir a verme en el estadio que porque no le gustaba ver que me pegaran patadas. Carlos, mi hermano menor que jugaba en las inferiores del Medellín y Rubén, el mayor, se sentían muy orgullosos y más que dichosos, porque en esa época era muy difícil entrar a la profesional debido a que preferían a los extranjeros”.

¿Qué hizo que se terminara su carrera futbolística?

“En medio de tanta fama, me rodeaban personas que les gustaba en vicio y el alcohol, es decir, no me incitaban a cosas buenas. Entre ellos habían periodistas y comentaristas que me llevaban a sus apartamentos para beber y consumir drogas. Me dejé llevar por este mundo y así descuide mi carrera, preferí la parranda, la farra en esa época”.

Se comenta que usted no solamente pasó una vez por la cárcel, sino que regresó allí por segunda vez.

“Es verdad. Yo terminé de jugar un partido en el que salimos victoriosos, entonces mis amigos me llevaron a celebrar y jumm, recuerdo que hasta amanecí. Se me acabó la plata entonces fui a la casa por un cheque, luego le dije a un pelao que me lo cambiara y me los golió.

A los días lo pillé y me acuerdo que al lado estaba un señor que tenía un puesto de mangos, entonces aproveché y agarre el cuchillo que tenía ese man, le hice el reclamo y como estaba drogado, le di una puñalada en el corazón. Al rato los tombos me cogieron en Belén y me metieron a la cárcel.

Al año, el Medellín me sacó de ese lugar y por supuesto seguí jugando. Más adelante me llevaron para Montevideo, Uruguay, para alejarme de las drogas. Luego me trajeron y empecé a jugar con el Pereira y después con el Once Caldas”.

¿Cuándo decidió dejar a un lado el mundo oscuro de la drogadicción?

“Imagínese que salí a trotar un día al Cerro Nutivara -ya no jugaba porque no quise volver- y allá un muchacho me saludó y cómo le parece que justo allá estaban en un operativo porque habían secuestrado a un joven.

Allá había gente del CTI (Cuerpo Técnico de Investigación) y como ese pelao me saludó, estos manes creyeron que yo era parte de ese combo, entonces me cogieron y me metieron a la patrulla. Me empezaron a dar el paseo, me quitaron un anillo de oro y la cadenita. Entonces cuando íbamos por Bello yo escuché a un tombo decirle al otro: “Lo bajamos acá o qué”, jum, yo al escuchar eso aproveché que habían abierto la puerta y me les tire de una, caí al río Medellín y lo cruce hasta llegar a La Gabriela.

Los policías empezaron a disparar como locos y solo me pegaron un tiro arribita de la nalga. Lo más verraco fue que me logré volar y como yo antes entrenaba con el Independiente en el ICA (Instituto Colombiano Agropecuario), un celador de allá que vio todo, me reconoció y me llevó al hospital. Después de todo eso me recuperé y salí por 14 años de la droga, buscando al Señor”.

¿Quién es Dios para usted?

“Para mí Dios sencillamente es el que todo lo puede”. (Mientras lo dice, señalaba arriba)

¿Por qué recayó en las drogas después de haber encontrado a Dios?

“Juumm, pues volví a juntarme con personas que no debía y como humano volví a caer después de 14 años de plena rehabilitación. Ahora se me dificulta salir de esto pero siempre le pido a Dios que me ayude. Créame que no es fácil”.

¿Qué sentía usted al saber que estaba catalogado como uno de los mejores jugadores del país?

“Para mí eso era un orgullo, usted no se alcanza a imaginar la felicidad tan inmensa que sentía de ser uno de los mejores jugadores”.

Al saber que todos sus sueños hubieran podido hacerse realidad, siguiendo con su carrera futbolística, ¿siente arrepentimiento por haber optado por las drogas mas no por su profesión?

“De vez en cuando me entra mucha nostalgia porque tuve en mis manos una virtud que no aproveché por mis propios errores. Sé que hubiera podido lograr muchas cosas y uff, claro que me siento arrepentido por haber desaprovechado el talento que me dio Dios”.

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  1. Leonardo Vega

    Buenas tardes.
    Mi nombre es Leonardo vega de la ciudad de Manizales, soy un apasionado hincha de mi once caldas, y les cuento que casualmente estaba logrando acordarme del nombre de este señorazo jugador de futbol que era Libardo Velez y me acuerdo mucho de el cuando era pequeño y mi padre me llevaba al estadio a ver el equipo.
    Me estaba acordando porque este señor una clase para jugar futbol, un goleador como pocos y una clase uuuuuuuffffffff.
    Quisiera si fuera posible por intermedio de ustedes tener un correo electronico o un whatsapp para poderme contactar con el señor Libardo Velez y poderle manifestar toda la admiracion que le he tenido y que sepa que todavia hay hinchas del futbol que aun lo recordamos y lo tenemos muy presente como hinchas del futbol que somos.
    Les quedo muy agradecido por la atencion que le presten a la presente y esperando una pronta respuesta.
    Leonardo Vega.
    Cel. 313 733 7625


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