Iván Marulanda, el rebelde demócrata
Una convicción de Iván Marulanda Gómez es que en la política está la transformación de la sociedad. Desde pequeño se inclinó por el ámbito social y durante su vida ha ocupado diferentes puestos públicos.
Fue alcalde de Pereira, senador, cofundador del Nuevo Liberalismo, constituyente, candidato a la Vicepresidencia de Colombia y secretario de Gobierno de Antioquia.
Por: María Dilia Reyes T. – mreyest@eafit.edu.co
Fotos tomadas de la cuenta oficial de Flickr de Iván Marulanda
Tiene 70 años y domina su iPhone con propiedad. No lo sostiene con una mano mientras escribe con el índice de la derecha, sino que lo toma entre sus dedos gruesos y largos y escribe con los pulgares, como un joven.
Es muy activo en Twitter: en un fin de semana puede publicar hasta 25 tweets y tiene 17.600 seguidores. En 2009 lanzó la campaña “Yo no soy Tirofijo”, para que lo dejaran de confundir con el líder guerrillero porque, a pesar de la sonoridad de ese apellido, él se llama Luis Iván Marulanda Gómez.
El asesinato de Jorge Eliécer Gaitán es su referente para decir que nació dos años antes de esa fecha, en 1946, el 4 de junio, en Pereira. También se remite a ese acontecimiento para explicar que su infancia transcurrió en medio de la violencia política de mitad de siglo y cuánto se vio afectado por ella. Sus padres, por miedo, lo sobreprotegían a él y a sus diez hermanos.
“Una vida austera”, así fue para él esa etapa de su vida. Sin embargo, por esa situación se despertó su vocación por el servicio social.
Presenció el desplazamiento de campesinos hacia su pequeña ciudad, así que junto a sus compañeros del colegio llevaba donaciones y construía “ranchos” a quienes fueron las primeras víctimas de La Violencia.
Marulanda emana paz de su voz. Habla con calma y parece saborearse las palabras y, aún más, todas las conjugaciones posibles de la palabra “política”, aunque ésta, en su juventud, “no se podía mencionar porque todos eran víctimas de ella”.
Con 18 años y en medio de necesidades dejó su casa y se fue a estudiar Economía a la Universidad de Antioquia. Por esos años vivió en casas de familiares o de amigos de sus padres.
Pasos de gigante en la política
Cuando terminó la carrera se vinculó al sector público en su ciudad natal. Ahí trabajó como director en Planeación Municipal. “Colombia estaba politizada. Eran los años 60, la época de formación de guerrillas”, afirma, y mientras recuerda ese período su mirada está fija, como si viera todo lo que narra.
Lleva puestas gafas de estampado animal print. Guarda silencio unos segundos y rememora acontecimientos como Mayo del 68, la aparición de la minifalda, el feminismo, la Revolución Cubana.
“Llegamos a transformar la política y la sociedad. Llegamos a chocar con la clase política vieja”.
Por esto renunció a su cargo en Planeación y a pesar de que la gente estuviera fascinada con Marulanda y sus compañeros por su gestión y conocimiento profesional, se fueron a Bogotá en busca de algo más cercano al poder. “Éramos rebeldes, pero demócratas”.
Comenzaban los años 70 cuando se hizo técnico de División de Vivienda, se casó y tuvo a su primera hija. En ese medio conoció a ministros y senadores con quienes más tarde compartiría gabinete. Se relacionó con el Ministerio de Agricultura y gracias a eso conoció a Luis Carlos Galán, quien era ministro de Educación. Los primeros encuentros entre ellos fueron “de lejos”.
Se activó en la política local desde el Partido Liberal “porque había una lucha por el respeto por la diferencia, por la libertad, equidad y solidaridad”.
Regresó a Pereira. Fue director de Valorización dos años y durante el gobierno de Alfonso López Michelsen fue nombrado alcalde de su ciudad. Tenía 28 años.
Manifiesta que fue una temporada traumática porque había una transición, era el cierre del Frente Nacional. Conoció al expresidente Carlos Lleras Restrepo, simpatizaron y este lo invitó a una reunión en Bucaramanga. En esa oportunidad entabló amistad con Rodrigo Lara Bonilla y Luis Carlos Galán.
Tras perder la reelección, Lleras Restrepo se retiró de la política. Sus copartidarios Lara, Gaitán y Marulanda se sintieron en el limbo y decidieron crear un partido con sus propias reglas. Lo llamaron Nuevo Liberalismo.
Los dos mosqueteros
Iván Marulanda mira el reloj. 10:40 de la mañana del viernes 24 de febrero en el café Juan Valdez del centro comercial Oviedo, de Medellín. Toma un puñado de maní crocante que hay en la mesa y va comiendo lentamente. “Muy bien”, dice, cada vez que finaliza una idea e inicia otra.
Lleva puesta una camiseta blanca, pantalón blanco y correa roja. Es un hombre alto. En su juventud su cabello era totalmente negro, al igual que sus cejas. Ahora las canas invadieron su cráneo; las cejas, valientes, mantienen su color. Sus ojeras son pronunciadas, también las arrugas “patas de gallina” al lado de sus ojos. Luce cansado y tiene un rasguño en el brazo que parece reciente, pues está rojizo.
Entre el olor a café y música clásica recuerda su amistad con Luis Carlos Galán. Siempre lo llamó por su nombre y emana una confianza y orgullo cuando habla de su mejor amigo: “Él era una persona superior, un hombre maravilloso”.
Cuenta que eran muy juiciosos y que se les facilitaba el trabajo en equipo, esto también con los otros tres senadores del partido que fundaron durante la presidencia de Virgilio Barco.
Mira unas fotografías suyas acompañado de Galán y recuerda cada historia que hay en ellas. “Nuestra esencia era la paz política, la paz en Colombia”, dice de manera profunda y pausada.
Observa una de las fotos y señala a un niño, su hijo Ramón. En esa estaban en una marcha en una de las calles del centro de Medellín. “Mi hijo era muy amigo de Luis Carlos, se reían y conversaban mucho”. En esa caminata vestían de blanco con una pañoleta roja en el cuello por el color de su partido.
“Hicimos política en una persecución muy cruel”, expresa, ya que el narcotráfico les hizo malas pasadas, pero sobre eso no le gusta hablar.
“Eso fue terrible. Eso fue un mazazo. Fue muy triste”, comenta sobre el asesinato de su amigo Galán el 19 de agosto de 1989. Se vieron por última vez tres días antes del magnicidio.
Hace unas pausas, medita y dice: “Eso es lo peor que le pueden hacer a un ser humano: que le maten a su compañero, a su amigo y a semejante jefe”, dice, triste. A Marulanda le cuesta ver esas fotos, prefiere olvidar.
Retiro y reintegro
La familia de Luis Carlos Galán le pidió que organizara una fundación en honor a él y a esto se dedicó en 1990. En el año siguiente fue miembro de la Asamblea Nacional Constituyente, aunque inicialmente se pensó en una reforma constitucional. Galán alcanzó a participar en ella.
El narcotráfico quiso intervenir en la reforma con el tema de la extradición. El proyecto cayó, nació la Séptima Papeleta y con ella la Constituyente. Para Iván fue una tarea “durísima”. Él participó, por ejemplo, en la inclusión de los Derechos Humanos de la mujer, de las minorías y trabajadores en la Constitución Política de 1991.
Luego de finalizar su trabajo perdió contacto con la política por un tiempo. Por pedido del entonces presidente César Gaviria viajó a Italia para ser embajador de Colombia ante la Organización de las Naciones Unidas.
En 2006 fue candidato a la Vicepresidencia de Colombia, al año siguiente fue elegido miembro de la Dirección Nacional Adjunta del Partido Liberal y empezó a trabajar en 2011 con Sergio Fajardo, gobernador de Antioquia, pero luego fue reemplazado por alcanzar su mayoría de edad.
Por estos días Iván Marulanda trabaja con Claudia López, Sergio Fajardo, Antonio Navarro y Jorge Robledo para las elecciones presidenciales de 2018. Además, envía correos electrónicos a sus colegas más cercanos con el asunto “Actualización” y el número que corresponda.
Juan Manuel Santos, presidente de Colombia, en enero de 2017, sancionó la Ley 1821, la misma que retiró forzosamente a Iván del desempeño de funciones públicas por su edad. Ya ha enviado 17 correspondencias contando cómo van sus proyectos para el año entrante y tal vez asegure una curul en el Senado, así como hace más de 20 años.