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“He llorado lágrimas de sangre por Nacional y nunca me voy a arrepentir”

Así lo dice Sebastián Álvarez, integrante de la popular barra Los del Sur. Eso mismo podrían decir miles de aficionados del equipo que esta noche se juega el título del fútbol colombiano.

Entrevista que se vuelve reconocimiento a todos los seguidores del Atlético Nacional.

Por Maria Mónica Forero Ortiz 

mforero1@eafit.edu.co

Sebastián Álvarez, conocido por sus amigos como Gorilón, psicólogo de profesión, amante del buen fútbol y barrista perteneciente a la barra popular de Atlético Nacional, Los del Sur, a sus 25 años lleva acompañando a su equipo en todos los estadios del país y de Sudamérica durante 14 años. Además de ser hincha fiel de su equipo, trabaja como psicólogo social en la Alcaldía del Municipio de La Estrella.

Hace cinco años, por un mal operativo de la Policía, quedó en medio de una riña contra integrantes de la barra la Fortaleza Leoparda, del Atlético Bucaramanga, en la capital de Santander. Producto de ese tropel perdió una parte de su cuerpo: su ojo izquierdo.

En la siguiente entrevista habla del dualismo que maneja en su vida, y de lo que personalmente ha tenido que vivir y experimentar dentro de la violencia entre barras populares en Colombia.

¿Como llegó a ser tan hincha de Atlético Nacional?

“Herencia. Mi abuelo fue una figura muy representativa en mi vida y en mi niñez. Desde muy pequeño me identifiqué con los colores y con el equipo. Cuando fui creciendo iba con él al estadio y él me enseñó lo que era ser un verdadero hincha, no un hincha de radio, sino un hincha que va al estadio a alentar al equipo donde sea”.

¿Cómo ha sido su proceso dentro de la barra Los del Sur?

“Entré a los 11 años. Para mí esto fue como ir escalando peldaños; primero entré a Trapos, poco a poco fui conociendo gente, me fueron orientando, guiando, hasta que llegué a liderar mi combo: La Estrella. Hoy en día hago parte del comité central en el cual estamos los líderes a nivel de Colombia de Los del Sur.

Yo pertenezco al combo de La Estrella. Antes era conocido como Los Verdugos, pero por petición de la barra tuvimos que cambiar el nombre. Como Verdugos llevaríamos 15 años y como La Estrella llevamos 13 años”.

¿A qué edad empezó a viajar a ver al equipo verdolaga?

“Mi primera excursión fue a Manizales a los 13 años, fui con mi mamá. Desde ahí siempre he estado acompañando al equipo dentro de Colombia e incluso he estado viajando fuera del país; he estado en Ecuador, Chile, Uruguay, Perú y Argentina”.

La violencia

Cada vez más el país se concientiza sobre la violencia entre barras, sobre todo por los enfrentamientos en carreteras o ciudades de visitante entre hinchadas rivales. En su caso personal, ¿qué ocurrió en la riña en la cual perdió su ojo?

“Fue un mal operativo por parte de la Policía. Nos ingresaron a unos por la tribuna de los hinchas del Bucaramanga, en ese momento la excursión quedó dividida. Ya adentro sufrimos una emboscada por parte de los hinchas rivales.

Yo vi que un amigo mío estaba siendo agredido y me tiré a defenderlo. Mi combo llegó y me respaldó, pusimos como se dice “a correr” a los hinchas del Bucaramanga, pero luego nos salieron muchos más.

Entre la pelea hubo piedra y todo, y sufrí un ‘rocazo’ en el ojo izquierdo que me dio diagnóstico de explosión ocular”.

¿Cómo lo ha afectado haber tenido esta pérdida?

“Más que todo ha afectado a mi familia, en especial a mi mamá, ella sufrió mucho con eso. Para mí es algo de lo que no me arrepiento, que sé que es por mi estilo de vida, entonces menos mal me pasó a mí que tengo esas herramientas para afrontar la vida desde mi carrera y desde lo personal.

Obviamente perder una parte del cuerpo afecta psíquicamente pero ya lo he trabajado. A veces me da nostalgia hablar de esto, pero en otros casos ya no me afecta. Yo he llorado lágrimas de sangre por Nacional y nunca me voy a arrepentir”.

Aparte de esa pérdida, ¿qué otras riñas o situaciones ha vivido acompañando a su equipo?

“Aparte de lo anterior, una vez un policía me agredió el brazo derecho y no me dejaron ir a hacerme la curación pertinente, entonces se me infectó la herida hasta tal punto que estuve 12 días hospitalizado y casi pierdo el brazo.

Aparte de mí, han sido agredidos otros muchachos de la barra. De mi combo me ha tocado ver caer a varios. Incluso hace dos meses perdí a mi mejor amigo en un excursión a Cali, donde fuimos atacados por la espalda, y unos hinchas del Deportivo Cali arrollaron a mi amigo con un carro causándole la muerte y dejando a otros dos ‘pelaos’ en el hospital”.

¿Por qué decidió estudiar psicología?

“Yo empecé a estudiar psicología a los 15 años porque siempre me llamó la atención, me gusta entender los comportamientos de las personas. Aparte de esto soy muy empático con la gente, entonces más que todo fue por esas dos razones.

La barra también me motivó mucho porque empecé a realizar proyectos sociales y esto me metió más en el cuento”.

¿Cómo piensa que su profesión le ha ayudado en su otro estilo de vida y viceversa?

“Mi profesión me ha ayudado en la barra con la parte de los proyectos. Por ejemplo, las charlas de convivencia del fútbol las hago yo. También me ha ayudado a entender mucho cuál es el comportamiento de mis muchachos, por qué algunos reaccionan de cierta manera.

Como tal, la barra me ha ayudado en la profesión en el sentido de que uno va conociendo gente con ciertas conductas o con ciertas situaciones que me han servido para entender o como ejemplo en mi trabajo”.

¿Cómo maneja el dualismo entre su trabajo y su estilo de vida como barrista?

“Yo digo que todo en la vida son roles. Yo tengo mi rol profesional el cual lo asumo de la mejor manera, de una manera responsable, trabajando y siendo muy objetivo, no me gusta mezclar la parte barrista con la parte laboral.

Sebastián y sus compañeros de barra han recorrido diferentes estadios del país y del exterior, apoyando a su Atlético Nacional. / Foto cortesía

Sebastián y sus compañeros de barra han recorrido diferentes estadios del país y del exterior, apoyando a su Atlético Nacional. / Foto cortesía

Yo digo que mi estilo de vida es barrista, yo soy primero barrista y luego psicólogo porque primero fui barrista y luego decidí estudiar psicología.

El dualismo lo manejo sabiendo complementar las dos cosas, de una manera objetiva, aunque sean roles diferentes en ciertas ocasiones se complementan”.

El caldo de cultivo de las agresiones

Teniendo en cuenta que el mundo del barrismo ha sido catalogado como un mundo en el cual la violencia es impuesta en muchas ocasiones, ¿qué piensa usted como psicólogo sobre lo que lleva a las personas a utilizar la violencia contra una hinchada rival?

“Eso es una mezcla de nuestra sociedad que es violenta, donde en los barrios se vive violencia y se aprende a ser violentos porque esto es un aprendizaje que se da socialmente.

A esa constitución violenta que tiene el ser súmale pasión, identificación simbólica o necesidad de aprobación de un grupo. Lo que vas a tener es como una caldera de ‘pelaos’ a punto de explotar”.

¿Qué opina usted del papel de la Policía dentro de la violencia en el barrismo?

“Yo digo que la Policía es la tercera barra porque en muchos casos por deficiencia de sus operativos es que se genera la violencia, porque trabajan desde la represión y nunca se meten con la mano a la educación en cuanto a las barras, que son los verdaderos procesos que sirven.

Encontramos más policías negligentes que policías identificados con esta problemática. A veces ellos incentivan más la violencia como tal”. 

FraseCampañas de convivencia como «Fútbol en paz» y «No hago eco a la violencia» han ayudado a disminuir de cierta manera la violencia entre barras populares. A pesar de esto, se siguen presentando muchos enfrentamientos que acaban en tragedias como heridos y en los peores casos muertos. ¿Cuál piensa usted que es el problema a gran escala para que esto siga pasando?

“El problema de la violencia en las barras radica en la sociedad en la que estamos, que es una sociedad de carácter violento. La intolerancia es una característica primordial, casi definitiva de nuestra población y eso juntado a la violencia que nos toca vivir en las barrios y métele a eso pasión, sentimiento, identificación de grupo, más el fenómeno de masas, y tienes a dos mil ‘pelaos’ desbocados en contra de una hinchada rival que harían lo que sea por su equipo”.

Después de los tantos años que lleva en la barra popular Los del Sur, ¿cuál sería su consejo para las futuras generaciones de barristas de la ciudad?

“Como barra hemos intentado cambiar la mentalidad de muchos de nuestros nuevos integrantes, mostrándoles un barrismo diferente, un barrismo social, donde se vaya mucho más allá de una piedra, que por tirar una piedra no son más barristas o por matar otro hincha no son más barristas.

El barrista verdadero es el que alienta los 90 minutos, el que viaja, el que hace una fiesta cada que salga su equipo, sin tener que agredir a nadie. La invitación es a que cada uno viva su propia fiesta y que la disputa pase de ser en la calle a ser en las tribunas, pero en una forma de carnaval, de fiesta, de amor por su equipo y no en una simple agresión a otra persona”.

 

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