En Medellín el arte narra la historia y promueve la transformación social
La emisora Radiónica, en alianza con la Universidad Eafit, realizó un foro debate sobre el papel de las organizaciones artísticas y culturales para la transformación social de la ciudad.
Por María Antonia Ruiz Espinal – mruizes1@eafit.edu.co
Fotos: Santiago Jaramillo
“El arte no es un instrumento, no es un objeto que se toma y se deja de utilizar; es más que eso, es la máxima expresión de posibilidad, es en sí mismo una manifestación del contraste y la diversidad cultural, y constituye, gracias a su esencia narrativa, un referente ideal para comprender el pasado e imaginar la paz”.
Reflexiones como esta de Jorge Giraldo, decano de la Escuela de Humanidades de EAFIT, se intercambiaron en el foro “Arte y cultura para la transformación social”, realizado en conjunto por la emisora Radiónica y la Universidad EAFIT, donde, como en una puesta en escena, confluyeron seis voces del ámbito artístico y cultural de la ciudad.
Entre los invitados estuvieron también la directora del Museo de Antioquia, María del Rosario Escobar; Jeihhco, artista Hip Hop del grupo C15 y Casa Kolacho; Faber Ramírez, representante de Ciudad Frecuencia; Henry Arteaga, integrante de Crew Peligrosos, y, Juan Carlos Sánchez, en representación de la Alcaldía de Medellín.
En un espacio dinámico, los invitados compartieron sus ideas acerca de cómo, en diferentes puntos de la ciudad y el departamento, los ambientes artísticos y multiculturales han contribuido de forma diversa a narrar los conflictos sociales violentos que han marcado el trasegar de la población.
Compartieron también historias de experiencias personales que han construido la identidad de una comunidad y cómo, a partir de diferentes iniciativas, se han creado nuevos referentes de acción y expresión para que los jóvenes vean más allá de las dificultades que envuelven su barrio.
De este modo, la intervención de cada ponente fue un detalle más que se añadió al cuadro final: un mural compuesto por pequeñas pinceladas de opinión, contraste de experiencias y socialización de historias.
“Desde el barrio nos sumamos a la paz a través de la comunicación comunitaria”
Jeihhco, gestor cultural de Hip Hop, habló de “Generación Paz”, que más que un proyecto musical constituido por una suma de ritmos, voces, sonidos callejeros y veredales, es un medio de comunicación interdisciplinario y pedagógico que ofrece una mirada independiente del proceso de paz de la mano de cronistas de barrio, caricaturistas, cantantes y jóvenes participativos que aspiran a vivir en paz y narran su entorno para transformarlo a través del arte y la palabra.
Sumado a lo anterior, Jeihhco contó su experiencia como integrante de Casa Kolacho, organización que se encarga del Graffitour: “Originalmente se concibió como un recorrido por la Comuna 13 para contar su historia a través de los graffitis; bueno, ahora, con el paso de los años, se convirtió en una narración histórica, estética y política; un espacio polifónico que da cuenta de una ciudad de contrastes y extremos, donde nos amamos y nos matamos”.
Escuche aquí un reportaje radiofónico sobre el Graffitour, realizado por las estudiantes Eliana Hoyos y Valentina González.
Es por esto que durante esta ruta que cuenta la historia del barrio, la voz de los murales y la del guía armonizan en un coro de tonos graves y agudos, y cuentan tanto las iniciativas culturales de cambio y movimientos sociales para la transformación, como los momentos agrios que vivió la Comuna 13 debido a la operación Orión, la operación Mariscal y, como consecuencia de esa “violencia disfrazada de seguridad”, los muertos inocentes que encierra La Escombrera.
“Generación Paz y el Graffitour son hoy un museo público de memoria, un ‘a pesar de todo seguimos en pie’, un laboratorio de transformación y un espacio para dignificar nuestras víctimas”.
La represión y la violencia socavan el arte y la cultura
Henry Arteaga, integrante de Crew Peligrosos, con tono de protesta defendió los movimientos culturales barriales que han nacido, crecido y acogido a miles de personas sin la ayuda directa y comprometida de las diferentes administraciones que han dirigido la ciudad.
Por esta razón, definió el arte y la cultura como un referente para comunicarse y verse, a sí mismo y a sus pares, de forma diferenciada y, con esto en mente, modificar el imaginario colectivo de la figura de héroe, comúnmente personificado en un soldado armado, hacia un artista armado de argumentos, valores, ideas y opiniones.
Adicionalmente, Arteaga se manifestó en contra de las intervenciones militares en los barrios y dio pie para abrir un debate sobre el papel de la Fuerza Pública y la autoridad tradicional (colegios, profesores, curas, padres de familia) en la percepción y promoción de movimientos culturales juveniles.
Al final, se preguntó si las personas preferían “conflicto y represión o espacios culturales para compartir saberes y transformar realidades”.
El arte, un espacio plural que no distingue edades ni gustos
En este marco de consideraciones, Faber Ramírez, de Ciudad Frecuencia, habló de los retos que tienen el arte y la cultura para, verdaderamente, influir en los procesos sociales que vive la ciudad desde la intervención de los más jóvenes hasta los mayores.
Basándose en esa idea compartió su propuesta de “crear, en cuanto rincón sea posible, espacios de coexistencia donde se encuentre la diversidad, pues así, sería el lenguaje incluyente el que ayudaría a cambiar el chip de mucha gente y convertiría el arte en un medio, más que de denuncia, donde todos podríamos convivir pacíficamente”.
A modo de ejemplo contó una experiencia colectiva que fue contra-respuesta a una medida represiva de toque de queda para jóvenes, institucionalizada en una administración pasada.
El movimiento fue un “Toke de salida” promovido por Ciudad Frecuencia, donde se presentaron cantantes sin discriminación de género musical, reuniendo así artistas y espectadores de todos los gustos en un ambiente de tolerancia y respeto por la diferencia.
¿Debe el arte retratar el conflicto?
La pregunta-debate que realizó María del Rosario Escobar, directora del Museo de Antioquia, sobre si es ético o no relatar la guerra a través de las expresiones artísticas, surgió a causa de la exposición “Movimientos de la imagen” que se encuentra exhibida en el Museo hasta el nueve de octubre.
Una exposición que trasciende de la observación y reúne un conjunto de obras entre teatro, imágenes, talleres y sonidos que le permiten al espectador interactuar con el contenido.
“Este interrogante se volvió polémica al ver la reacción de muchos visitantes al negarse a entrar a una sala de mapa teatro que representa el posible discurso de Pablo Escobar si hubiese sido elegido presidente de Colombia”, mencionó la directora.
Entonces, ¿es ético o moral construir relatos a partir de un pasado que nadie quiere recordar? Sobre esto Escobar refirió que en el contexto actual múltiples artistas están creando contenidos densos y profundos que, más que recordar el conflicto, ofrecen otra mirada y nuevas interpretaciones y recreaciones de momentos pasados.
“La respuesta, por lo tanto, es que el conflicto toca el arte y es debido a esto que se deben tocar temas tan parcializados”, agregó.
“La cultura popular es la reacción misma contra la violencia”
Jorge Giraldo, decano de la Escuela de Humanidades, destacó la función del arte como manifestación y posibilidad de expresión contra la violencia, la represión y la exclusión, principalmente en la música popular y en el rock desde la década de los 80.
“El principal problema que hay es seguir pensando el arte, simplemente, con un sentido instrumental, sabiendo que la principal razón del arte es la expresión, y es ahí donde han tenido un gran valor las artes plásticas y, mayoritariamente, la música popular”.
A su vez, añadió que desde las negociaciones con el M-19 y el EPL Colombia está inmerso en un ambiente de posacuerdo; por lo tanto, no es algo que se viene y de ahí que sea necesario hacer un ejercicio de recopilación y documentación de las múltiples formas artísticas que reaccionan contra la violencia para que, en comunidad, se narre la historia del conflicto y la historia de la reconciliación.
“El arte es diálogo, es un espacio para la reconciliación”
Juan Carlos Sánchez, representante de la Secretaría de Cultura de Medellín, presentó un mapa de cómo se encuentran los pueblos del departamento antioqueño a nivel cultural.
Inició aclarando que, debido a la enorme diversidad étnica de Antioquia, la producción cultural es igual de grande y diversa, y de ahí las diferentes formas que han tenido los pueblos para enfrentar el conflicto, reaccionar ante él y pensar modos para sobrepasarlo a través de narrativas sociales.
“Entre las dificultades que aún no dejan prevalecer el arte por encima del conflicto violento, se encuentra el contexto actual de regiones como el Bajo Cauca y el Magdalena Medio donde los residuos del paramilitarismo y la subsistencia económica a base de la minería informal no dejan circular las iniciativas de transformación y se terminan ahogando en medio de tanta violencia”.
Finalmente, afirmó que “para poder lograr el cambio no hay fórmulas comprobadas pues cada contexto social es diferente; lo que se necesita es pasión sin barreras mentales”.
El foro concluyó con una invitación a los ciudadanos para apropiarse de los espacios culturales que se incuban no solo en los puntos centrales de la ciudad sino en los barrios periféricos y las regiones, pues, como agregó Sánchez, “la diversidad cultural es mucha, y si no la conocemos, corremos el riesgo de recaer en la violencia”.