El músico que compone para sordos
Carlos Azuero lleva el pelo largo cogido, viste ropa oscura y carga siempre consigo su guitarra. Él es uno de los impulsores de la Música Táctil: música para sordos hecha por medio de vibraciones. Gracias a él, los sordos escuchan con las manos.
Por Tatiana Barbosa y Victoria Ayala
ebarbosa@eafit.edu.co
Nació en Bucaramanga con padres de clase media y desde niño quiso ser músico. Ya muy joven hacía parte de la banda Inaeternum, un grupo de rock que destacó en los noventa por tocar con grupos legendarios en la escena colombiana como Ekhimosis y Estados Alterados.
Azuero terminó su carrera de Música en la Universidad Autónoma de Bucaramanga (UNAB), se dedicó ocho años a la docencia y más tarde cursó un master en Estados Unidos que fue decisivo para su carrera: «Allí empezó todo: me especialicé en hacer música con vibraciones y lo conecté con un proyecto para sordos”.
Fue mientras dictaba una clase: «Era un martes, un día normal y me interrumpió una niña sorda. Me preguntó qué debía hacer para entrar a mis clases y me dijo que quería aprender a tocar música. Me inquieté muchísimo y empecé a investigar. Descubrí que no había nada sobre el tema y que yo tenía la capacidad de componer para ellos. Después de todo, soy un hombre de retos”.
Una música vibrante
Música Táctil es el término que este músico bumangués utiliza para denominar su trabajo que consiste en componer para que los parlantes vibren de una cierta manera. «Se hacen las partituras para todos los instrumentos, con la diferencia de que la composición es para ser tocada con la mano derecha o la izquierda. Hay una mezcla de sonidos y lo que se le agrega son las intensidades de las vibraciones en los parlantes”.
Además de estudiar los instrumentos y la música en general, Azuero tuvo que entender esta discapacidad: conocer cómo ve el mundo una persona que no escucha, cómo lo sienten, cómo es su comunicación: “Con el tiempo uno empieza a pensar en ellos, aprende cómo les llegan las vibraciones, cómo sienten la música”. Según él, lo más difícil ha sido la abstracción. «A la hora de componer, cuesta imaginarse la melodía en vibraciones, no en tonos«.
Lo que más entusiasma a Carlos Andrés Azuero de su trabajo es ese momento en el que su público “escucha” por primera vez la música: «Para ellos es un placer más que para nosotros que la escuchamos todo el tiempo». Asegura que cuando ponen la mano en los parlantes ellos empiezan a moverse y a bailar. Sienten cómo vibra todo su cuerpo. Hasta ahora no ha conocido a ningún sordo que no haya disfrutado con su trabajo. Todos quedan impresionados.
Primer álbum musical para sordos a nivel mundial
Samba for Gina es la primera de 13 canciones que están a punto de ser lanzadas en su primer disco. El álbum incluye ritmos como el bambuco, la cumbia, la música llanera, el rock y las baladas. Todas las canciones tendrán un video. Azuero asegura que es importante complementar los sonidos con un apoyo visual y gestual porque las personas no oyentes se pasan la vida observando gestos y movimientos. Esa destreza es la que les ayuda a comprender lo que dicen los otros.
Él está ansioso. Es la primera persona en el mundo en lanzar un producto comercial de este tipo. Es la primera traducción de vibraciones para parlantes en nuestro medio. La primera vez que un sordo va a poder sentir la música. Le cuesta disimular que se siente orgulloso.