El Hogar San José: un espacio de transformación y amor para niñas desfavorecidas
Desde el año 2008 el Hogar San José, ubicado en la vereda La Doctora, en el municipio de Sabaneta, ha acogido a niñas poco favorecidas de diferentes sectores de la ciudad. Hoy, cuatro integrantes de la congregación religiosa de Madres Desamparadas están a cargo de 66 niñas y jóvenes entre los 3 y los 20 años.
Por: Susana Rincón Suárez
srincon1@eafit.edu.co
Cuando comenzó, el Hogar San José albergaba indistintamente a niños y niñas que necesitaban un sitio para vivir; sin embargo, el proyecto no fue viable y decidieron apostarle únicamente a convertirse en un refugio femenino.
Milady Herrera, profesora del jardín infantil Madre Petra, que hace parte del Hogar San José, y encargada de 24 niñas beneficiadas, habla sobre la vida en este espacio que se convierte, durante toda la semana, en una tabla de salvación para un grupo de pequeñas que viven distintos problemas sociales, y recuerda algunas de las impactantes historias de vida llegan desde diferentes lugares de la región.
¿Qué les brinda el hogar a las niñas?
Ellas llegan al Hogar y están con nosotros de domingo en la tarde hasta viernes en la noche. En caso de alguna problemática social, pasan todo el fin de semana porque se deben proteger. Tienen habitaciones que son muy distintas a las de un internado tradicional. Se trató de que fuera un espacio en el que las niñas se sintieran cómodas, como en casa. Es un espacio agradable, limpio, distinto a lo que viven.
Las habitaciones de ellas constan de dos camarotes, y continuos a ellos están sus armarios, ducha, baño, espejo y lavamanos. Se trata de que la niña tenga una intimidad que no tiene en su casa y se sienta como en familia. Tienen sus cuatro compañeras en la alcoba y comparten los espacios entre ellas. Es algo que para nosotros ayuda en su dignidad que es lo más importante.
El Hogar se hizo para ellas y como es su casa hay que cuidarla y asearla. Siempre se les trata de inculcar muchos valores, respeto, amor y gratitud frente a todo lo que la vida les ha dado y les está ofreciendo al estar en este espacio.
El Hogar está diseñado para albergar 100 niñas en total. Hoy en día solo tienen 66 a su cargo pero esperan que para el año 2017 sean aproximadamente 80 chicas.
Aunque no cuentan con ingresos mensuales fijos, ni tienen apoyo por parte de municipio de Sabaneta, el Hogar y la manutención de las niñas se costean a través de ayudas que les brindan sus benefactores o todo aquel que quiera colaborar y dar un aporte.
¿Qué tipo de ayuda recibe el Hogar?
La que tenemos es de benefactores, la mayoría son personas común y corriente, gente que nos aporta de sus sueldos determinado porcentaje. Inclusive hay quienes desde el exterior nos han apoyado.
No son ayudas que mensualmente van a llegar, son esporádicas, pero sabemos que están en continuo contacto con nosotros y de hecho les hacemos llegar fotos de las niñas y de los proyectos, que ellos sepan que el dinero que aportan está siendo utilizado en beneficio de las mismas pequeñas. Para ellos también es muy satisfactorio ver que lo que dan de verdad se está aprovechando como debe de ser.
¿Qué actividades realizan para conseguir fondos que puedan ayudar a la manutención del hogar?
Siempre tratamos de tocar puertas. Realizamos dos bazares al año, uno en marzo y otro entre septiembre y octubre. El de mayor acogida es el que realizamos al inicio del año, sabemos que la gente quiere mucho a San José. El bazar ayuda a congregar, motivar y a sensibilizar la gente.
Así adquirimos un ingreso que, de cierto modo, nos ayuda a mantenernos algunos meses, a tener un momento de mayor tranquilidad a nivel económico en cuanto al mantenimiento que la casa requiere.
También esta la opción de apadrinamiento, cualquiera que quiera apoyar una niña, puede dar una donación por ella, una cuota mensual que el mismo benefactor escoge.
¿Cómo puede contribuir quien quiera hacer parte de bazar?
Las personas que nos puedan aportar en el bazar pueden venir y traer a todo el mundo. Aquí se vende comida, hay almacén, sorpresas y rifas, desde esa parte pueden apoyarnos. También pueden colaborar si tienen objetos en buen estado que puedan donar para ese día.
La misión de la congregación de Madres Desamparadas es formar niñas dóciles y aptas para la sociedad. La formación que les brindan en el Hogar en conjunto con el trabajo de sus padres es de gran importancia para la evolución de cada una de las niñas.
¿Cómo es el empalme del hogar con las familias?
Cuando el acudiente no puede venir y va a enviar a alguien más, nos tiene que avisar porque no se las podemos entregar a otra persona sin autorización.
Ellos vienen el domingo, están acá, conversan con nosotros, damos la información de las niñas: cómo se han portado durante toda la semana, qué hay para mejorar y qué necesitan. La idea es que ellos no se desliguen de las niñas, el hecho de que ellas estén de domingo a viernes, que es la mayor parte del tiempo, no quiere decir que las Madres del Hogar tengamos toda la responsabilidad.
Los papás también deben estar pendientes, llamar dos veces por semana para que la niña no sienta esa ausencia todo el tiempo. También se les dan charlas de formación a los padres, hay algunos espacios donde se hacen reuniones con ellos para ayudarlos en alguna formación, pues para ser papás no hay escuela.
Hay que sensibilizarlos a ellos en el trato con las niñas, que no es a golpes como la niña reacciona, no es a insultos, no es a indiferencias, que es con es un trato bonito, amable, tierno y de diálogo como pueden llegar a transformarlas para que las niñas no se vuelvan rebeldes, groseras y rencorosas. Es crearles conciencia a ellos en esos aspectos.
¿Qué es lo que más admira de las niñas del hogar San José?
Para lo que han vivido son niñas muy buenas, porque son dóciles, se les piden favores e inmediatamente lo hace, piden disculpas cuando se equivocan, son chicas que todavía tiene una sensibilidad muy grande. Uno valora mucho eso en ellas y, tratamos de inculcárselos cada vez más, de no ser así serían demasiado rebeldes, porque lo único que han recibido es daño. Por eso queremos que cuando toquen este espacio haya transformación, amor y cambio para que ellas puedan salir adelante.
¿Cuál ha sido la historia más conmovedora que le ha tocado vivir en el Hogar San José?
De niñas hemos tenido muchas, pero tuvimos dos casos de dos niños hermosísimos, Santiago y Jairo, los dos son del Chocó. Santiago entró acá por Divina Providencia, era hijo de una indígena y un afrodescendiente, pero las leyes de la comunidad no permiten el cruce de razas.
El niño llegó muy mal, era sietemesino, y por normas indígenas si el niño nace imperfecto debe morir. Fue abandonado en uno de los hospitales del Chocó, estaba agonizando porque no tenía los medios para poder sobrevivir: los pulmones no se habían desarrollado, no veía y no escuchaba; los médicos no daban nada por él.
La Madre Ana María, quien se hizo cargo, pidió una avioneta para viajar a Medellín. Cuando aterrizó en la ciudad, el Hospital General se hizo cargo del niño, con la condición de que ellos no se hacían responsables por las circunstancias en que el niño había llegado, porque realmente iba a morir.
Lo rescataron y después de eso pasó a ser parte de nuestra familia. Todo el mundo tenía que ver con Santiago, el niño no sufrió por nada. Fue un desborde de gracia enorme; lo que me marcó fue el milagro de amor, porque supuestamente el niño no iba a ver y no iba a escuchar.
Él ahora es una locura, los médicos se preguntaban cómo un niño en esas condiciones logró recuperarse, nosotros decimos que fue el amor, el amor lo transforma todo. Las niñas se encargaron de estimularlo, de hablarle, cantarle y yo pienso que todo eso ayudó en todas las falencias que se venían presentando en él.
¿Cuál es el otro caso?
Jairo. Él tiene cáncer de médula y vio asesinar a su padre por su propia madre. Cuando tenía 3 años ingresó al Hogar con muchas falencias a nivel físico y emocional. El niño llegó en una situación física triste, muy bajo de ánimo. Bienestar Familiar nos pidió que lo tuviéramos en el Hogar porque la mamá sustituta no quiso continuar con el proceso. Fueron dos años de estar con él, tratándolo de animar.
A la mamá le dieron casa por cárcel, entonces él decía: “Si mi mamá salió ¿cuándo va a salir de la tumba mi papá?”. Aún no asimila eso y todavía espera que su padre llegue algún día para estar con él, pues era quien más lo cuidaba y lo acompañaba en los tratamientos.
Jairo fue un ejemplo de vida. Él decía: “Madre, ¿por qué soy tan débil?, ¿por qué yo no puedo jugar como los demás niños?, ¿porqué no puedo compartir con ellos?, ¿por qué tengo que estar con un tapabocas, ¿por qué tengo que estar aislado?, ¿por qué a mí?”.
Era muy duro explicarle a un niño tan pequeño, pero que razonaba tan bien, que su cuerpecito en ese momento había asumido una condición, pero que iba a salir adelante. Fue impresionante, tratamos de acompañarlo muchísimo y de sacarlo adelante en ese proceso.
Fue un rezo total cuando le practicaron la operación de médula. El niño se podía morir o recuperarse. Estuvimos un mes completo internas en el hospital con él. La compañía de voluntarios y de las madres del hogar lo ayudó a no sentirse solo. Fue otro milagro grandísimo, porque hasta el momento Jairo se ha mantenido. Los médicos lo revisan continuamente para llevarle un control y saber si las células cancerígenas ya desparecieron por completo.
¿Qué fue lo más difícil en el proceso de Jairo?
El dolor fue después de la operación. Como el niño pertenece a Bienestar Familiar, vinieron por él y se lo llevaron. Nos dolió muchísimo porque igual fue un impacto para él.
El niño preguntaba: “¿dónde están las madres?, ¿por qué se me desapareció la gente que me amaba?, ¿yo qué hice?, ¿me porte mal?, ¿por qué?”. Entonces fue un momento y un espacio donde tuvimos que decirle: “Es que Bienestar Familiar te va a llevar a tu casa porque quieren que estés con tu mamá que te quiere, y para que no te vayas lejos de tus hermanitos que tanto aprecias”.
Él adora a sus hermanitos, es más, lloraba comiendo porque decía: “En mi casa no hay de esta comida, mis hermanos pasan mucha hambre”. Era muy sensible frente a esas dificultades.
¿Qué ha sucedido con Santiago?
Ahora está compartiendo con una familia. El niño debe permanecer con nosotros hasta que lo declaren totalmente en adopción debido a que es de Bienestar Familiar. Esperamos que esta familia sea viable, tiene ahora una pareja que lo quiere y es como un sueño que nosotros tenemos, que forme parte de esa familia.
Él se encuentra en Medellín, porque su familia natal dijo que ya no lo iba a tener, nuestra preocupación es esa, si ya lo habían desechado bruscamente, ¿por qué intentar reingresarlo cuando tiene una pareja que lo puede amar?.
¿Dónde se encuentra Jairo en estos momentos?
Está en otro espacio. Cuando lo traen, él disfruta y es como tratando de revivir y recuperar lo que había perdido. Esperamos que lo que ellos decidan sea para bien del niño y le pedimos a Bienestar Familiar que lo que ya habíamos trabajado desinteresadamente no se perdiera, que continúe en el lugar donde está pero que al menos se sienta amado y protegido que es lo más importante.
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Aunque las madres del Hogar saben que no deben apegarse a los niños, para ellas es difícil desprenderse completamente de ellos. Por eso, su labor no termina cuando los niños cumplen su ciclo dentro de las instalaciones. Ellas mismas se encargan de seguir el proceso y acompañar a cada uno de los pequeños para que queden en un espacio donde estén protegidos y amparados.
Cronología del Hogar San José desde sus inicios
Vea la cronología completa en https://edu.hstry.co/timeline/untitled-328b-cc0c/embed