Carlos Chaverra, un famoso incógnito
Entre máquinas de coser, telas, hilos, tijeras, figurines, alfileres, metros y otros materiales de costura transcurren los días de Juan Carlos Chaverra Cardona, un tecnólogo en diseño de modas que adquirió la pasión por la confección gracias al ejemplo de su abuela.
Texto y fotos Manuela Cock Echavarría
bitacora@eafit.edu.co
Nació hace 53 años en la ciudad de Medellín. Desde entonces vive con su madre en la planta alta de su taller, Diseños Carlos Chaverra. Han pasado 15 años desde que formalizó su empresa, la cual pudo sacar adelante gracias a Amalia Arango de Arbeláez y a la corporación que hoy se conoce como Interactuar.
Era la tarde de un viernes de mayo y Carlos trabajaba en su taller. Un pantalón verde esmeralda, unos zapatos negros y una camisa de lino, confeccionada por él mismo, caracterizaban a este diseñador aquel día destinado a contar historias y a atender clientes.
Se graduó como bachiller técnico electricista del Instituto Tecnológico Pascual Bravo. Luego estudió instrumentación industrial en el Politécnico Jaime Isaza Cadavid, profesión que ejerció durante 20 días: “Yo llegaba a mi casa vuelto nada, lleno de cemento desde la punta de la cabeza hasta la punta de los pies. Nada que ver conmigo”.
En el mundo de la moda
Al principio, su negocio estaba dirigido principalmente al sexo masculino, pues hacía pantalones para hombre. También trabajó como auxiliar de ventas en almacenes Éxito, momento en el cual decidió cambiar el público al que estaban dirigidas sus prendas: ahora cosía para sus compañeras y algunas clientas que había conseguido.
“Terminé mi carrera pero me di cuenta de que a mí me gustaba más esta cuestión de la moda y la confección”, afirma. A sus 28 años montó su propia empresa: era pequeña y no formalizada. Luego tomó la decisión de hacer una Tecnología en Diseño de Modas, pues en ese entonces no existía el pregrado.
Al cabo de unos años y después de haberse graduado como tecnólogo, fue adquiriendo experiencia y muchas clientas. “Conocí a Amalia Arango, en ese entonces la directora de Actuar, o lo que hoy se le conoce como Interactuar. Ella vino con una clienta que también trabajaba allá y un día me dijo: Usted tiene que ir a Actuar para que le organicen este costurero”, cuenta Carlitos, como también lo llaman sus clientes.
“Yo tenía mucha visión y no quería ser modisto de garaje, como dicen vulgarmente. Yo quería tener mi empresa y así quería generar empleo, pero no sabía cómo hacer. Actuar me ayudó a crecer y a organizarme, si no lo hubieran hecho, estuviera trabajando quién sabe dónde”, dice Carlitos.
El empujón de Interactuar
En 1998, gracias a las asesorías prestadas por Actuar, formalizó su empresa. La corporación le diseñó su logotipo, la papelería, la marquilla y el empaque, inscribió su nombre en la Cámara de Comercio y todo esto le permitió darle un nuevo rumbo a su taller.
Entre suspiros y sonrisas Carlos afirma: “Interactuar significa para mí… Me pongo hasta arrozudo. Yo nací con Actuar, por eso es tan importante para mí y lo quiero tanto. Todos los días me acuerdo de ellos porque tengo mucho que agradecerles”.
“Todo el reconocimiento que tengo ahora es por la organización que ellos me enseñaron. Mi historia con Interactuar comenzó en 1998 y siempre he estado con ellos. Le he sacado todo el provecho a la corporación”, comenta Carlitos.
Según él, “Amalia Arango fue mi mano derecha para yo empezar la empresa, fue un ángel que me mandaron. Ella me organizó la administración, toda la parte de confecciones, la papelería y además me presentó a la doctora María Inés Restrepo, la directora de Comfama”.
Desde hace algunos años el diseñador es el encargado de confeccionar los uniformes de la línea blanca, de jardinería y los delantales de los empleados de Comfama, una experiencia que le ha abierto muchas puertas y le ha brindado un posicionamiento en un mercado superior al que tenía antes.
De París a la Comuna 13
En 1999 viajó a Europa con el fin de realizar unos estudios en patronaje industrial y medidas antropométricas. Estudió en el Instituto de Moda de París durante tres meses, donde aprendió a mezclar tallas preestablecidas por un cuadro de tallas, con la medida anatómica de determinada persona.
“El curso era en español, una ventaja muy grande. Me sirvió mucho pues poquitas personas teníamos darnos el lujo, en ese entonces, de ir a París”, cuenta.
Hace ocho años fue docente de Actuar en el programa de Diseño de Modas. Cuenta que se divertía mucho y fue una experiencia muy bonita y enriquecedora. Actuar se ha caracterizado siempre por tener calidad humana y, para Carlos, el hecho de dictar clases en la Comuna 13 de Medellín y de convivir con personas rodeadas por el conflicto lo hizo crecer como persona.
Su manera de ser
Se caracteriza por ser una persona exigente y con un temperamento fuerte. Menciona que se compromete con todo lo que hace, se exige y exige a sus empleadas, pues “a mí me trabajan bien o no me trabajan”.
Se define como una persona carismática: “Usted llega aquí y yo trato de darle todo el gusto que pueda. Creo que nadie se ha ido por que yo sea mala clase o grosero. Me califico como una persona que ama lo que hace”.
En diversas ocasiones sonó el teléfono, el celular y el timbre, pero esto no fue un obstáculo para que Carlitos continuara contando su historia y algunas anécdotas. Por el contrario, asegura que hace cualquier cosa por Interactuar y todo lo relacionado con la corporación.
Un reconocimiento
El 8 de octubre de 2003 Diseños Carlos Chaverra recibió el Premio a la Creatividad otorgado por Actuar durante la ceremonia del Famiempresario del año. “Me gané el premio porque en ese entonces era el único diseñador que tenía su programa de menú de medidas computarizado. Yo no apunto nunca en papelitos.”, menciona.
Carlos fue catalogado por Actuar como un “diseñador élite”. Explica: “Yo era exclusivo en prenda por detalle. O sea, si usted viene a que yo le haga cierta prenda, su diseño es exclusivo. Aunque otra persona quiera que le haga lo mismo, yo se lo puedo hacer pero le haré variaciones”.
Su rutina diaria gira en torno a su negocio. Empieza el día a las seis de la mañana, baja al taller con anticipación y a las nueve de la mañana le entrega las responsabilidades a cada una de sus trabajadoras.
El tiempo destinado para recibir y atender a sus clientas es entre las cuatro y las seis de la tarde, durante el resto del día cose, sale a comprar insumos o telas y se encarga de que su taller marche adecuadamente.
Su vida personal
Nunca se casó ni se preocupa por no haberlo hecho; es un apasionado por los viajes y le encanta caminar y montar en bicicleta. Ya conoció Europa, Panamá, Estados Unidos… y desea conocer más lugares. Los fines de semana procura ir a la ciclovía o se va para su finca.
Carlos respeta, agradece y otorga a sus cuatro empleadas lo que cada una se merece. Valora el trabajo que hacen pagándoles más de lo que corresponde a un salario mínimo y procura contratar a madres cabeza de familia. “Eso me fascina”, menciona.
Atención personalizada en asesoría, diseño y confección de prendas para mujer y hombre, vestidos de novia, trajes de gala, coctel, ropa casual y deportiva, son los servicios que ofrece Diseños Carlos Chaverra a todos sus clientes.
“Yo no discrimino. Por ejemplo, antes no me metía con la línea masculina, ahora sí estoy haciendo trajes para los novios”, dice Carlitos.
La clave para salir adelante
El diseñador es cumplido y rechaza el hecho de quedarle mal a sus clientes. Cumple detalladamente los pasos y la rutina que se lleva con ellos: “El cliente llama, pide la cita, viene y me cuenta sus inquietudes, miramos catálogos o hacemos el diseño, luego tomamos las medidas y ya se programa una cita para que se mida la prenda. Ya después se lo entrego”.
Carlos no deja a un lado las proyecciones hacia el futuro. Quisiera poder actualizarse un poco y hacerle más publicidad a su negocio sin que se le vuelva un costurero. Se ha caracterizado por manejar un mercadeo de boca en boca, pero considera que es el momento de crear una página web que le permita llegar de otra forma a su público.
Los sonidos de las máquinas de coser amenizaron la conversación y le dieron el toque perfecto a sus relatos. La humildad, el agradecimiento y la satisfacción se reflejan en la mirada de este “famoso incógnito”, como una vez alguien lo llamó, dueño de un taller en el que se confecciona desde un top hasta un traje de novia.
“Yo aquí no me quedo”. fue la frase y la clave para Carlos buscar asesoría con el fin de progresar y cumplir sus sueños. Un emprendedor que se ha encargado de construir, de la mano de Interactuar, un nombre que le ha permitido dejar una huella en el sector de la confección y la moda. “Es grande salir adelante”, afirma.