Aviturismo, una promesa de negocio en Colombia
Colombia obtiene el primer puesto en el Global Big Day, la competencia internacional que ranquea los países en función de la cantidad de especies que habitan una región. Pero ser una potencia mundial en aves no significa sólo ser el país con mayor biodiversidad en pájaros y orquídeas, sino también potenciales ingresos millonarios para la nación y el sector turístico.
—¿Ya vieron al ‘turco’? Muévanse a la derecha, hacia el árbol que está al fondo.
—Volvelo a señalar, Sara.
Un grupo de cinco personas se para detrás de ella –una estudiante de Biología de Eafit– mientras levanta sus binóculos hacia el cielo. Busca de nuevo, entre las ramas de los árboles, al tucancito verde. Una vez lo ubica dice: “es verde, es el tucán más pequeño, tiene el pico amarillo”. Mientras habla, apunta con un láser al tronco del árbol y da indicaciones para que sus compañeros, que están detrás, puedan encontrarlo.
—Suban por el tronco, muevan los ojos a la derecha. Hacia al fondo hay una rama. Ahí está. Tucancito esmeralda.
Desde las 6:30 de la mañana el grupo de avistamiento de aves de Eafit se mueve por las orillas de un nacimiento de agua fría que baja de las montañas boscosas del Municipio de Caldas. Un cartel que dice Charco el loco indica el lugar donde comienza el recorrido. Allí hay una finca pequeña de madera al borde de la carretera que conecta a Caldas con Angelópolis. El grupo ha subido por un camino de rocas que el agua ha arrastrado hasta allí. Ahora bajan de regreso a la carretera, de donde han partido.
No son los únicos que están pajareando. Desde las 00:00 horas del 13 de mayo, distintos grupos avistan pájaros alrededor del mundo. La meta es registrar, en 24 horas, todas las especies que encuentren en cada salida de campo. Es el Global Big Day, una competencia entre países para identificar los lugares más ricos del planeta en avifauna. A su vez, se trata de recolectar datos para que ornitólogos de todo el planeta puedan estudiarlos. Los pájaros se observan y se agrupan en listas según su ubicación geográfica y esta información se registra en una plataforma que se actualiza todo el tiempo y ranquea a los países según la cantidad de aves encontradas.
En anteriores ocasiones, Colombia había quedado en el tercer lugar en este desafío. Pero los avistadores colombianos, conocedores del potencial de nuestro país en materia de aves, promovieron el Global Big Day de este año sabiendo que era posible obtener el primer puesto, por encima de Brasil y Perú, los mayores contrincantes.
Juan Fernando Nieto es biólogo y director del grupo de avistamiento de aves de Eafit. Es el encargado de liderar la pajareada con sus binóculos colgados del cuello, una guía de aves en su mano y un telescopio al hombro. Camina por un costado de la carretera y deja su telescopio en el piso húmedo por la neblina de la mañana. Pone las manos detrás de sus orejas, creando una especie de altavoz para oír mejor el canto de los pájaros alrededor. Camina despacio, sin hacer ruido. Mira entre las ramas y trata de identificar un pajarito como de 10 centímetros –no más grande que un dedo– que no para de moverse entre los árboles.
—Sssssuich sssssuich.
Nieto intenta imitar el canto para atraerlo y se acerca hasta donde el alambrado de la carretera se lo permite. Todo el grupo se queda en silencio. Solo se oye el canto, la fricción de los zapatos sobre las piedras del camino y algunos murmullos.
—Tiene una línea superciliar amarilla (una especie de ceja sobre el ojos del pajarito).
—¿Un tapaculo?
Nieto duda.
Entre varios observan la guía de aves, buscando entre las páginas y las distintas familias de especies.
—¡Titiridos! – dice por fin. —Véanlo, véanlo, échenle ojo.
La insistencia del director para que todos observen con cuidado se debe a que es la primera vez que muchos de ellos pajarean. Les enseña cómo identificar una especie. Aspectos como el tamaño, la forma del pico, los colores del plumaje, el grosor de las patas y la posición en que se para, entre otras características, son claves para la clasificación. En ocasiones, dos aves de categorías distintas pueden llegar a parecerse mucho.
Al final del día, Colombia ocupó el primer puesto en el Global Big Day. El evento se realizaba por tercera vez consecutiva. Y obtuvo el reconocimiento que merece como potencia mundial de aves: 1486 especies han sido registradas en todo el territorio nacional y 659 solo en Antioquia, el departamento que gana en Colombia.
Eafit, un campus para la biodiversidad
Como director del Grupo de Avistamiento de Aves de Eafit, Nieto se encarga de promover esta actividad dentro la universidad. Para él, “no se trata solo del grupo. El proyecto es un reflejo también de la belleza del campus, de lo bien construido estéticamente y de su compromiso con la ciudad. Es decir, al no ser un campus de solo cemento y tener muchas zonas verdes, Eafit es una universidad comprometida con el área urbana, en especial ahora que el Valle de Aburrá pasa por serios problemas de calidad del aire. Las aves en el campus son un reflejo de que éste tiene las condiciones ideales para que ellas vivan”.
A través de los pájaros, Nieto busca generar con su grupo un sentimiento de pertenencia por la universidad. Son muchos los pájaros que se pueden observar en el campus, y por eso ahora recolectan información y toman fotografías para crear una guía de aves de EAFIT. Así, las personas podrán conocer la diversidad que existe en estas instalaciones y que, según dice con cariño, «va mas allá de las tórtolas que se encuentran en las cafeterías».
Como avistador de aves, este biólogo resalta la importancia de políticas claras en temas de alistamiento, algo fundamental para la protección de las especies: “Antioquia tiene la materia prima para ofrecer ecoturismo científico, en la medida que ofrece una buena infraestructura hotelera en muchas áreas del departamento. Pero debe haber políticas que regulen la capacidad de acogida de las reservas naturales, para evitar el flujo masivo de personas. También, los operadores turísticos deben explorar cómo no ser nocivos para las especies. Y, además, el negocio del avistamiento de aves tiene que trabajarse en estrecha comunicación con las comunidades locales para que éstas se apersonen del ambiente y lo protejan”.
#ColombiaUnoEnAves
Nuestro país tiene casi el mismo tamaño que la selva amazónica de Brasil, el país más biodiverso del mundo. Sin embargo, en Colombia se observan 1,921 especies de aves, 300 más que en el territorio brasileño.
Por esto, el ministerio colombiano de Comercio, industria y turismo busca potenciar el avistamiento de pájaros, para atraer a turistas extranjeros. Esto significará alrededor de nueve mil millones de dólares para el país. Esta estrategia parte del programa piloto Northern Colombia Birding Trail, realizado entre el Servicio Nacional de Parques y una organización estadounidense que trabaja para identificar las rutas de ecoturismo en el país y demostrar su potencial turístico.
#ColombiaUnoEnAves es el eslogan de la campaña del Ministerio. La ingeniera forestal Ana María Castaño, quién ha sido cuatro veces presidenta de la Sociedad Antioqueña de Ornitología y ahora es directora ejecutiva en la organización, asegura que este piloto ha servido para identificar las potencialidades y los problemas de todos los eslabones del turismo, entre ellos la oferta de hoteles, la formación de guías turísticos, los sitios potenciales de avistamiento y las logísticas de transporte, entre otros. También se identificaron los lugares con mayor potencial, por tener muchas especies endémicas, una fauna única.
Gracias a este piloto se consolidó una primera ruta oficial de avistamiento en Colombia, a la que ya se le hace campaña a través de medios de comunicación nacionales como El Colombiano, El Mundo y El Tiempo. También desde Colombia Travel, la página web de Marca Colombia, y otros aliados internacionales como La Vanguardia de España y Rolling Stone en Estados Unidos.
“La ruta ya está operando y mucha gente la ha visitado. Y la idea es replicar este mismo modelo en otras regiones. De hecho, ya se han creado nuevas rutas de avistamiento como la ruta del Paisaje Cultural Cafetero, que la lidera Cotelco en Manizales, la Ruta de los Andes Occidentales, y la del Pacífico, que lidera la Asociación Calidris, hacia la zona de Cali y Buenaventura. En Antioquia también está en vías de desarrollo la Ruta Antioquia-Chocó, liderada por la Sociedad Antioqueña de Ornitología en alianza con observadores de aves locales”.
Esta última, que comenzó a perfilarse en diciembre del año pasado, asegura que se pueden observar alrededor de 1132 especies en el departamento, es decir, el 11% de la diversidad total de aves en el mundo. Con el eslogan Pajariando Entre el Caribe y el Pacífico, Urabá es uno de los epicentros de esta ruta, donde se encuentran 600 especies, seguido del Suroeste Antioqueño, Nuquí, Bahía Solano y el cañón seco del Río Cauca, donde se halla una especie nueva para la ciencia y en peligro de extinción. También son parte de la ruta sugerida los bosques de la vertiente del río Magdalena, el Oriente lejano, Río Claro y Puerto Triunfo.
Los desafíos que suponen las rutas
Pero el avistamiento de aves, aparte de las oportunidades que ofrece al país, supone numerosos retos. El mayor de ellos, explica Castaño, es la preparación de los guías turísticos: “el país tiene una normatividad con la guianza. Solo se pueden contratar guías certificados, pero el proceso de certificación tarda dos años y no todo el mundo está en capacidad de prepararse durante este tiempo”. Y debido a que el ecoturismo es también una oportunidad económica para las comunidades locales que habitan en las reservas naturales, este es otro de los factores aún por resolver.
Otro desafío es la conservación del medio ambiente. Para Castaño, el turismo de naturaleza debe ser también una herramienta de conservación. «Porque cuando se generan oportunidades económicas en torno a lo que hay que conservar, esto se torna en un incentivo para que quienes viven allí lo conserven. También se trata de romper con las dinámicas nocivas de las propias comunidades locales. Por ejemplo, es posible que los campesinos dejen de talar árboles para vender la madera y para crear pastizales para el ganado si, en cambio, el turismo les representa un mayor beneficio económico. Así conservarán los bosques y recibirán dinero por la estadía y la guianza de los turistas. A más visitas, mayor será el flujo de caja. Y es por esto que el ecoturismo bien manejado, pensado en conjunto con las comunidades, se convertirá en una herramienta de conservación valiosa. Y, de paso, un retorno de inversión significativo para el PIB nacional».
Por: Yessica Gómez Giraldo – ygomezg1@eafit.edu.co