En los últimos meses, varias amigas –sólo han sido mujeres las que me lo han dicho– me han dicho que por qué me he estado quejando tanto del periodismo. Y yo les pregunto en qué planeta viven, porque las cosas están muy –pero muy– mal.
Todos los artículos de Juan Gonzalo Betancur
Amanece temprano. No es problema para Emilio, que desde las cinco de la mañana tiene los ojos bien abiertos. Sale a trotar con su papá por la transversal Superior y vuelve a la casa para darse un baño de música y vapor.
Hace un día soleado, hay pocos carros y algunos transeúntes buscan su lugar de trabajo o salen de sus apartamentos de clase alta a pasear sus mascotas. Es una mañana cualquiera de la semana en el sosegado barrio de Santa María de los Ángeles. En el famoso lote donde estaba el edificio Mónaco relucen los escombros, como si allí nunca hubiera pasado nada.
“Señoras y señores ante ustedes un caso basado en Lolita de Vladimir Nabokov, Confesiones de un amor c-a-s-i posible”. Se encienden las luces y junto a ellas las primeras palabras del elegante y masculino narrador que rebotaron en las paredes oscuras del Teatro El Trueque.
Al terminar el evento, el eco de los aplausos se esparce por el auditorio. Los asistentes se paran de sus asientos y van en busca del refrigerio, luego de pasar casi una hora sentados viendo fielmente la puesta en escena que tenía preparada la Alcaldía de Medellín para ese día. Si alguien llegó 15 minutos tarde, pudo pensar que estaba ante una obra de teatro o una conferencia de motivación empresarial.
Los servicios sexuales en este lugar dependen del trabajador. El precio estándar está en 10 mil pesos, si viene con 5 mil, devuélvase, porque como diría Esperanza Gómez, una travesti de tez oscura que trabaja en la curva toda la noche: “Descarados, nosotros no somos unos gamines”.
“La gran mala influencia que tuvo la mafia fue dejar ese pensamiento de saltarse los pasos y hacer todo más fácil. Eso ha permanecido hasta hoy”. Con esta frase, Gilmer Mesa, autor de la novela La Cuadra, inició la charla organizada por el serie-club Cuatro Ojos, en la que lo acompañó Juan David Orozco, periodista experto en cine.