Acción Impro, teatro con imaginación y mucho humor
Con ellos no hay nada escrito, la obra se improvisa y el público participa. Tienen su lugar en el barrio El Poblado, son una compañía artistica local que se ha presentado en el exterior y hay que verla para divertirse y pasar un buen rato.
Por Daniela Alzate Mejía
Está fría y lluviosa la noche y al parecer no parará de llover. Son las 8:30 p.m., comienza la fila para entrar al teatro-bar Acción Impro. Abren para que el público se ubique. También comienzan las ventas. Hay buena música de fondo y todos parecen a la expectativa, unos conversan, otros miran sus celulares, piden micheladas, licor, cocteles, té, uno que otro una botella de aguardiente y, por supuesto, que no falten los snacks.
En una de las mesas una joven está dormida con la boca abierta y a su lado una mujer de unos 35 años de cabello oscuro y prendas juveniles está animada como ninguna, se ríe, conversa e incluso ha sido la primera en empezar a participar.
La función normalmente es a las 8 p.m. pero por otro compromiso con los actores corrieron la hora para las 9 p.m. Son las 9:20 y se apagan las luces, todos hablan en voz muy baja.
“4, 3, 2, 1… Acción Impro”, dicen los cuatro actores en orden mientras una luz alumbra a cada uno. David es el principal del grupo, uno de los fundadores y el que comienza el show. Da las indicaciones de cómo será el acto: “Acá tengo una caja de crispetas y adentro están las crispetas. Cada una tiene una forma de actuación o idioma específico. Alguien del público que quiera participar alza la mano, yo voy a su lugar y nos dice una frase o una palabra que le guste o le suene mucho, después mete la mano en la caja y saca una de las crispetas. De acuerdo con lo que dice y lo que salió hacemos Acción Impro”.
La mujer animada de cabello oscuro levanta la mano, todos la observan y David se dirige hacia ella con el micrófono. Ella dice: “Pues yo tengo una frase de novela, muy charra y es ‘el salado botón del body’. Vamos a ver qué me sale… mmm… sí, acento mexicano”. La mayoría de personas se ríen y David la mira con un poco de picardía y le dice al público: “Bueno, vamos a ver el salado botón a ver qué tal”.
Larga trayectoria
Cada vez es un formato diferente, todo es improvisado, nada tiene libreto, solo hay tres obras con libreto que son El Back and White, La Escala Humana y El Cabaret. El grupo existe hace 15 años, la sede de El Poblado está hace 10, antes no tenían una sitio propio, es un teatro estilo bar, la gente entra y puede consumir mientras ve la obra.
El público que frecuenta son más que todo universitarios y personas de estratos 5 y 6. Estuvieron en el Canal Caracol, tenían un programa de improvisación que se llamaba Los Impredecibles. No siguieron porque eso es –impredecible- les compraron unos capítulos, se emitieron y se acabó.
No siempre son los mismos actores, fijos son cuatro, siempre hay un músico que también improvisa.
Continúa la obra y hasta el momento nadie habla con nadie, todos ponen atención pero sí hay muchas risas y personas del público que opinan sobre ellos. Y no falta el comentario gracioso.
Hay una pareja joven en una mesa cerca de la tarima y ella le dice a él: “Mi amor, tengo muchas ganas de ir al baño pero no sé si ir porque no me quiero perder nada”. Él, ignorándola un poco porque quería poner atención, le responde por encima: “Sí, sí, sí, mi amor ve”. Al parecer quiere ir rápido porque en cuestión se segundo se para y se dirige allá.
En los baños están algunos cuadros con recuerdos de obras que los han marcado y muestran varios formatos en los que han participado: Match, Catch, A Toda Prueba, Tríptico, Colombia and Day, Botones, Black and White, Casa de Banquetes, Impredecibles, La Escala Humana y El Cabaret que, por ejemplo, no permite menores de edad.
El teatro tiene la capacidad de 100 o 110 personas, se presentan los viernes y sábados y los dos días se llena. La gente vota por improvisaciones, han ganado concursos y premios a nivel internacional en España y México.
No es solo el teatro, también trabajan para empresas, si alguna tiene el lanzamiento de un producto, ellos por medio del impro lo pueden lanzar. Son una mujer y tres hombres los actores principales, pero hay más o menos 20 que están en algunas obras.
Llega un mesero a una mesa ubicada en una esquina con tres personas, al parecer una pareja con una amiga. Les ponen un coctel que se ve delicioso de un color azul muy llamativo.
En el bar del teatro venden cocteles que también son improvisados: “El objetivo es que tú digas: yo me quiero tomar un coctel. Y cada mesa tiene un número, detrás está la carta con lo que puedes pedir. En la parte de cocteles se le advierte al cliente que no pide uno en especial sino cualquiera y este será improvisado. Entonces tú te aventuras y te arriesgas a probar un sabor único”, cuenta Andrés Ospina, encargado del bar.
El objetivo no es emborracharse, es disfrutar y degustar un sabor diferente, todos quedan deliciosos y no puedes pedir el mismo trago, es casi imposible, puedes pedir otro coctel pero no será el mismo. No te emborrachas porque estás viendo teatro, no estás rumbeando.
Como en el teatro improvisar quiere decir jugar con los elementos que se tienen a la mano, una parte de los ingredientes los hace Andrés a su gusto y elige cómo quiere hacer el trago: da un margen, por ejemplo, ¿prefiere vodka o ron?, ¿dulce, amargo o ácido? Siempre es el mismo tamaño y es un trago corto, pero están trabajando para que haya más variedad.
La técnica de trabajo
Continúa la obra y David se dirige de nuevo al público, esta vez un hombre de la parte de atrás quiere participar, tiene aproximadamente 29 años, usa gafas y un estilo bohemio. Se encuentra acompañado de otro hombre y al parecer son pareja.
David se baja de la tarima y va donde él. Lo saluda muy efusivo: “Bueno, es tu turno, qué tienes en mente”. El hombre responde: “Hace poco me empezó a llamar mucho la atención una palabra y quiero que ustedes me la definan en impro. La palabra es etéreo y me salió la crispeta que dice teatro español”.
La verdad nadie ha opinado ni ha dicho nada, pues no es una palabra de humor pero hay que ver con qué salen los actores. “¿Será que si hacen algo bueno con esa palabra?”, murmuró una señora de unos 59 años en una mesa en toda la mitad del público, vestida muy elegante.
“Bueno, la improvisación es una técnica, que viene desde la comedia del arte y es algo que se entrena, se practica. Nosotros nos encontramos, ensayamos, jugamos, nos divertimos. Es como un equipo de fútbol o de cualquier deporte y durante ese tiempo que se van conociendo van creando vínculos y todos se vuelva más fluido en la escena”, explica el actor Juan Manuel Erazo al final de la obra. Puede ser una respuesta al murmullo de la señora.
De nuevo “4, 3, 2, 1… Acción Impro”. Comienzan con “etéreo”, no resulta tan gracioso pero realmente son personas muy creativas y lo que más se pregunta la gente es de dónde sacan tanta información, tantas habilidades, tanta creatividad, cómo saben de todo un poco.
“Lo primero es la técnica de la impro que está basada en la escucha, la aceptación, el no bloqueo, la sobre aceptación, el no hay error. Entonces con esas cinco herramientas se empiezan a trabajar, ya otros elementos como el trabajo en equipo, dramaturgia, trabajo de personajes, trabajo de acentos, el cuerpo. Además somos egresados de teatro de la Universidad de Antioquia, somos actores profesionales”, cuenta David Sanín, actor principal.
Un elenco variado
Se acerca el final y todos comienzan a reír y a aplaudir, los actores se ven felices y muy satisfechos.
“Siempre se ha dicho que el aplauso es el alimento del actor y de alguna manera poética, sí. Es muy grato cuando estás sobre la tarima, recibes el aplauso y sientes su agradecimiento o las risas por algo que estás diciendo, por algo que se te acaba de ocurrir. Eso es lo que queremos hacer más allá de la parte económica, darle a la gente un mensaje, que se diviertan, que la pasen bien, que se olviden un momento del mundo exterior y que vengan al teatro a gozar o a sufrir”, afirma muy inspirado Juan Manuel Erazo, actor.
Acción Impro lleva 15 años, los fundadores fueron cinco, ahora hay dos que viven en Brasil y tres en Medellín. Cada espectáculo tiene actores diferentes: A Toda Prueba tiene cuatro, pero Colombian Day tiene seis y Black and Withe 19. Los fundadores activos -Catalina, Jairo y David- actúan en todas y para algunos espectáculos traen artistas invitados. Su trayectoria de 15 años los ha llevado a través del mundo de la improvisación.
Minutos finales
Se apagan las luces, la noche de teatro llegó a su fin, todos comenzaron a salir y el lugar se va quedando solo. A pesar de ser igualmente bar, nadie se queda, solo una joven pareja que quiere preguntarles como tener empatía con el público y saber con cuáles personas pueden interactuar y con cuáles no.
Juan Manuel Erazo les dijo: “Uno desde el escenario adquiere cierto poder sobre el público. La mayoría vinieron a verte, entonces esperan de ti que los aceptes y los recibas, que empieces a jugar con lo que ellos piensan. Eso es un abono para nosotros como actores y ya no es tan difícil, aunque a veces uno se encuentra con personas que no vinieron a ver teatro, que no querían y uno siente el bloqueo. Yo estoy entrenado en ver los gestos, la mirada y evito. Dejo a un lado y sigo con quienes están dispuestos, por decirlo así, a jugar”.
José Acosta es un hombre de 24 años y junto a su novia, una joven de 20, son la pareja que se quedó hasta el final. Otra pregunta le surgió a José: “David, yo a usted lo he visto en varios programas, pero ¿por qué no funcionó el programa del Canal Caracol?”
David lo mira y le responde: “Es muy difícil porque el teatro es un lenguaje y la televisión es otro. Cuando tratas de meter el teatro se vuelve raro porque la televisión te lo da todo, tú en la televisión ves las cosas, no trabajas con la imaginación, entonces es raro ver a una persona jugando con objetos en sitios imaginarios. No funcionó también por el horario, no es tan fácil digerir al principio la improvisación, la persona que nunca la ha visto se demora en entender, entonces también por ahí tuvo dificultad, no fue tan preciso”.
Los actores se despiden y se van, el teatro quedó solo con el administrador y Andrés, el del bar. Parece que las personas permanecen si hay obra, de lo contrario no hay público ni clientes. La noche continua lluviosa y muy fría.