Pueblito Paisa

El Pueblito Paisa se rehúsa a dejar atrás sus raíces

El Pueblito Paisa se mantiene, desde el año 1978, como símbolo de la cultura antioqueña y su representación de lo que son los pueblos dentro de la industrializada Medellín.

Sus visitantes lo definen como un lugar que guarda el verdadero sentido de la cultura del departamento.

Por Valentina Álvarez Cantillo y María José Rivas Benavides – valvarezc@eafit.edu.co  mjrivasb@eafit.edu.co 

A eso de las de las dos de la tarde, cuando los rayos del sol penetran la ciudad, la llegada al Cerro Nutibara a pie se hace imposible.

Los taxistas aprovechan y realizan carreras hacia la parte más alta, donde está ubicado el famoso Pueblito Paisa. Al llegar se percibe la diversidad de personas que lo visitan.

No existe un marco de edad: se encuentran niños, jóvenes, adultos y personas de la tercera edad, entre nativos de la ciudad y turistas.

La luz del día rebota en los coloridos balcones, puertas y ventanas representativas de la época colonial, diferenciando cada casa que conforma a este pueblito ficticio de un color diferente.

La calidez humana y el entorno familiar se transmiten a través de las personas que laboran en este lugar debido a que la mayoría son humildes y nacidas en la tradición de la cultura antioqueña.

“Buenas tardes”, “disfruten del pueblito”, “bienvenidos”, “siéntanse como en su casa”. Estos y otros son los saludos llenos de hospitalidad y acompañados de sonrisas que se reciben por parte de los policías, jardineros y demás trabajadores de la zona.

Ese miércoles particularmente –y teniendo en cuenta que es día de semana–, el Pueblito Paisa tenía muchos visitantes. Sin embargo, los que había estaban disfrutaron de este día soleado al máximo.

Una de estas personas es Alicia Velásquez, una mujer de la tercera edad quien se encontraba con sus amigas y su hermana hablando y comiendo un helado, como acostumbran hacer siempre que visitan este lugar.

Cuenta que el Pueblito Paisa es un respiro de aire fresco, pues la aleja de lo industrializado y el caos que significa estar en la ciudad.

“Tener lugares dentro de Medellín que muestran lo que realmente es Antioquia nos parece muy acogedor. Nosotras cada vez que podemos venir a visitarlo lo hacemos porque nos encanta”, opina Alicia.

En el recorrido que brinda el Pueblito Paisa se hallan tiendas de recuerdo en las cuales venden accesorios típicos de la cultura antioqueña, como ponchos y sombreros, mochilas que hacen parte de la costa de Antioquia y atrapasueños que representan a los indígenas de la región.

No podían faltar los recordatorios que se caracterizan por tener mensajes como “estuve en el Pueblito Paisa y me acorde de ti”, “alguien que me quiere mucho me trajo esta bobadita del Pueblito Paisa”, entre otros.

Jorfa Balbuena es la dueña de una de estas tiendas y también la encargada de atender a sus visitantes.

Con palabras amables muestra todo lo que se encuentra allí, especificando que son exclusivamente artículos típicos de la cultura antioqueña y que no pueden dejar de comprar como recuerdo, pues se estarían llevando una parte de ella.

Más allá del significado cultural que hace parte del Pueblito Paisa, también tiene un significado de resiliencia, pues se niega a dejar atrás sus tradiciones en una ciudad en donde la industrialización se está «llevando todo por tormenta».

María Zapata, dueña de un stand de dulces típicos, cuenta que es importante tener lugares como este pues ayuda a que el turismo y la economía crezca y porque mantiene viva la cultura regional para próximas generaciones.

Mientras el sol cae en las altas montañas, Emma Giraldo despacha unas típicas obleas de arequipe, crema de leche, leche condensada y queso que suele hacer en su puesto de venta y cuenta la historia del Pueblito Paisa y cómo ha visto el cambio del turismo.

Según Emma, ya no es el mismo, pues ha perdido su reconocimiento y lugares que lo caracterizaban, como la barbería y algunos pupitres, que no han regresado luego de que se les retirara por mantenimiento.

Estas pérdidas, de acuerdo con ella, han causado que las personas prefieran visitar otros lugares de la ciudad.

Emma Giraldo preparando sus famosas obleas. Foto tomada por María José Rivas Benavides.

Las bancas al lado del negocio de Emma suelen ser utilizadas por visitantes para disfrutar de la comida que el Pueblito Paisa les brinda. Algunos se acercan y degustan de este postre originario de Europa, pero que los paisas han acogido como suyo.

En una de estas bancas se encuentran tres hombres que parecen turistas extranjeros. Visten pantaloneta, camisa ancha, chancletas y zapatos crocs. No pasan desapercibidos: llevan un pequeño bafle en donde suena salsa a todo volumen.

La gente los graba y ríe con ellos porque parecen estar ligeramente embriagados, gritando a todo pulmón las letras de todas las canciones. “Al menos están alegrando el ambiente” y “mirá, los policías ahí y no dicen nada”, dicen otros visitantes.

El Pueblito Paisa es mucho más que un lugar turístico, es el corazón de una cultura que parece desaparecer bajo el control de la modernidad. Sus edificaciones son muestra de la vasta diversidad que tiene por ofrecer Medellín y Antioquia a sus habitantes y a los que vienen de otros lugares.

Es un constante recuerdo de la era colonial y las tradiciones de nuestros abuelos y sus abuelos, porque es un respiro de aire fresco, lejos del caos de la ciudad y más cercano a la vida rural que caracteriza a esta hermosa región.

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