Con residuos de hortensias, empresa evita tala de bosques
Una innovadora iniciativa usa restos del tallo de esta flor de jardín para crear un producto indispensable para el transporte de carga. Así se ayuda a frenar la tala intensiva de árboles y evitar la contaminación del ambiente.
Por Laura Betancur Saldarriaga
lbetan20@eafit.edu.co
Esta idea creativa nació en una de las zonas de mayor producción de hortensias del mundo: el municipio de La Ceja, ubicado a una hora de la ciudad de Medellín, en el Oriente de Antioquia.
A partir de los tallos de esta flor, la empresa Bioestibas produce plataformas ecológicas para transportar mercancías o carga, conocidas en Colombia como “estibas”.
Con este producto se logra evitar la contaminación que genera la combustión directa o inadecuada disposición final de más de 6.000 toneladas mensuales de estos desechos generados en varios municipios del Oriente antioqueño.
Además, se evita la tala intensiva de bosques coníferos de las regiones Suroeste y Oriente de Antioquia.
“Para el transporte de carga terrestre, aéreo o marítimo se usan unas paletas a modo de cama llamadas ‘estibas’, que son usadas como base para manipular, embalar y operar cargas y mercancías que pueden pesar alrededor de 2.000 kilos”, asegura Carlos Mario Betancur, director comercial de Bioestibas y conocedor del gremio del transporte por más de 30 años.
Bondades del nuevo producto
En el mercado actual existe la estiba tradicional de madera y otras hechas de plástico virgen o reciclado, pero el problema de usarlas radica en que comportan en mayor o menor medida muchos riesgos ambientales, explica el directivo de esa compañía.
Y comenta que la estiba de plástico no es biodegradable y la tradicional que está hecha a partir de madera implica la tala de bosques para su producción.
La estiba común tiene presencia de clavos, tornillos o grapas que pueden afectar la carga y a los operarios que la manipulan.
También es afectada por la humedad, lo que puede llevar al deterioro temprano de la madera y a volverse portadora de bacterias y plagas que pueden dañar cargas de alimentos, químicos y productos farmacéuticos.
La “bioestiba” trae muchos beneficios para el sector de transporte: es eficiente al ser hecha en una sola pieza pues junto con un aditamento especial, se prensa el tallo molido de la hortensia y sale una que, apilada con otras, ocupa una cuarta parte del volumen de la estiba tradicional.
Por ello, un camión que transporta 500 estibas de madera puede transportar 2.000 de estas “ecológicas”.
Pero además, afirma Carlos Mario Betancur, son resistentes a la humedad, a las plagas, pueden producirse resistente al fuego, son libres de metales y más livianas que la tradicional, una ventaja considerable para el transporte aéreo.
Nuevas opciones
“Encuentro en la ‘bioestiba’ una gran oportunidad para poder diferenciar nuestros productos en el mercado europeo, el cual es consciente y protector del medio ambiente”, manifiesta Javier Sanín, director administrativo de Tropical Banana Co., una comercializadora internacional de banano.
Y anota: “Al ser un producto fabricado de residuos de otros procesos, se protegen nuestros bosques y ayudamos a ser parte del cambio hacia la venta de productos sostenibles”.
Pero son más sus ventajas, de acuerdo con lo explicado por sus promotores:
- Sus bordes redondeados evitan lesiones y daños a operarios y productos.
- Se pueden producir en colores facilitando el control logístico.
- Trae una ventaja tributaria ya que la producción a partir de un desecho agrícola contaminante, permite que quien las compre no tenga que pagar el impuesto al valor agregado (IVA).
- Mientras una estiba de plástico puede costar más de $65.000 pesos y una de madera $28.000 pesos, la “bioestiba” cuesta alrededor de $25.000.
Sus beneficios ambientales
La fábrica, ubicada en La Ceja (Antioquia), es la primera planta de estibas ecológicas de América Latina que tuvo su origen hace dos años cuando Álvaro Vásquez, el gestor de la iniciativa, vió la necesidad de disponer mejor de las miles de toneladas mensuales de tallos de hortensias que antes estaban siendo incineradas o usadas como abono, pero estas dos prácticas dejan graves repercusiones en el ambiente.
Usadas como abono vuelven ácidos los suelos y liberan grandes cantidades de metano a la atmósfera. Pero incineradas generan cianuro de hidrógeno, componente letal para el aire.
Bioestibas es auspiciado por el Sena (Servicio Nacional de Aprendizaje), el Fondo Emprender, el Área Metropolitana del Valle de Aburrá y la organización Destapa Futuro de la Red Emprendedores Bavaria, entre otras entidades.
Asimismo, es miembro de The Nature Conservancy, una organización internacional sin fines de lucro, dedicada a la conservación de la biodiversidad y el medio natural; y el American Wood Protection Association, organización estadounidense sin ánimo de lucro que promulga actividades para la preservación voluntaria de la madera.
Las bioestibas