460 incendios consumieron 2.750 hectáreas en el área metropolitana
Estos casos sucedieron entre diciembre de 2015 y enero de 2016. El área quemada es el equivalente a 1.375 canchas de fútbol.
Por Luz Damary Gómez Orozco
lgomez2@eafit.edu.co
Del total de hectáreas tocadas por el fuego, 194 se vieron seriamente afectadas, según el reporte entregado a mitad de febrero por los cuerpos de bomberos del área metropolitana.
El 60% de las conflagraciones se ha presentado en zonas rurales y el 40% en zonas periurbanas o periféricas de la ciudad.
Entre diciembre y enero, los bomberos atendieron 460 incendios forestales, incluidos también los conatos, es decir, aquellos que se controlaron pronto.
Medellín fue el municipio más afectado durante esos 60 días: 288 incendios forestales, según datos suministrados por la Subdirección Ambiental del Área Metropolitana. Le siguen los municipios de Bello y Barbosa con 30 y 25 incendios forestales, respectivamente. Las localidades con menos casos son Sabaneta y Girardota.
Debido a la escasez de agua, los organismos de emergencia no solo recurren a los recursos hídricos -afirma Andrés Manrique, comunicador de Bomberos Medellín- también usan retardantes de fuego, la extinción manual como el batefuegos y otras técnicas como líneas de defensa y de control.
El impacto ambiental
La destrucción de la biodiversidad, el aumento de la desertificación, la disminución de la cantidad de agua, la contaminación atmosférica causada por el Co2, la pérdida de flora y fauna silvestre, al igual que especies forestales nativas, son algunas de las consecuencias negativas generadas por los incendios forestales. Así lo afirma la subdirectora Ambiental del Área Metropolitana, María del Pilar Restrepo Mesa.
La cobertura vegetal afectada en su mayoría son los pastizales y los rastrojos bajos que, dada la sequía, aumentan sus probabilidades de combustión.
Le siguen las plantaciones forestales y los bosques nativos y secundarios. Estos últimos son de una gran riqueza para la conservación del ecosistema y su pérdida es invaluable.
Informes del Sistema de Alerta Temprana del Valle de Aburrá (Siata), aseguran que en enero de este año, si bien se presentaron lluvias, los acumulados de la mayoría de estaciones de EPM (Empresas Públicas de Medellín) permanecen por debajo del 50% del nivel histórico. Como consecuencia de esto no se logra obtener una recuperación de los caudales de la región.
Daños irreparables
Los impactos ambientales que causan estos incendios van desde leves hasta severos, como lo explica la subdirectora Ambiental del Área Metropolitana. Según explica, la recuperación de las condiciones del ecosistema exige un monitoreo constante.
Con este se verifica la capacidad de resiliencia del área afectada, es decir, su capacidad para sobreponerse ante el hecho traumático y acelerar, en algunos casos, el proceso de recuperación con establecimiento de especies protectoras y restauración ecológica.
Las áreas afectadas siempre tienen que ser intervenidas para su recuperación. Esta última dependerá de la gravedad de la conflagración, la afectación a las comunidades aledañas y sus consecuencias para el ecosistema.
Afectaciones para los animales
Para la fauna también trae consecuencias: los incendios afectan los ecosistemas que llevan hasta décadas de adaptación al medio, lo cual significa que un incendio forestal obliga a las especies animales propias del lugar a establecerse en otro hábitat.
En el mejor de los casos, los animales migran. Sin embargo, en muchas ocasiones estas especies mueren. Y ahí se incluyen, principalmente, aves silvestres, reptiles y aves migratorias. Ambas situaciones traen graves consecuencias que terminan por acabar con la riqueza natural de la zona afectada por el fuego.
Tal es el caso del incendio del 6 de febrero de 2015 en uno de los pulmones verdes de la ciudad de Medellín como lo es el Cerro El Volador. Allí se han presentado incendios que son típicos casos de vandalismo o que son producto de retaliaciones por los constantes controles que ejerce la fuerza pública en este lugar.
Conciencia ciudadana para prevenir
Lo que está claro es que la mano del hombre ha sido pieza clave en estos incendios, al ser ocasionadas intencionalmente o por descuido al encender fogatas que luego se salen de control, abandonar basuras y vidrios en zonas forestales, elevar globos de papel que al caer ocasionan la ignición o arrojar colillas de cigarrillo encendidas.
Es importante que los ciudadanos estén alertas ante eventuales incendios forestales y notificar al teléfono 123, así como a la estación de bomberos más cercana.
De la detección temprana de estos dependerá la repercusión en el ecosistema, la vida de los animales silvestres, la no contaminación de las fuentes hídricas y el sustento mismo del ser humano.